Opiniones sobre Le Quattro Volte

Le Quattro Volte (2010) es un documental que promete desviar a mas de uno (si no se ha tomado la molestia de informarse sobre la película antes de descubrirla) ya que esta última, de una duración de 90 minutos, está totalmente desprovista de diálogo (y por lo tanto de cualquier narración) y de música (solo el ruido de la naturaleza, de los animales y de los vehículos vienen a romper el silencio monótono). cortada en tres partes bien distintas, Michelangelo frammartino nos lleva al descubrimiento de un viejo pastor agonizante con sus cabras, despues asistimos a una ceremonia (religiosa?) en el centro de un pueblo y al final, descubrimos una técnica para transformar la madera en carbón. Si el aburrimiento predomina, es necesario de todas formas reconocer que la película desorienta y cautiva a la vez, con su lado poético y místico. Un documental amorfo y de planos fijos interminables donde la belleza de las imágenes y esta contemplación forzada deberá alegrar (o provocar rechazo) en más de uno.

Un ciclo de la vida completa en el campo. El hombre, los animales, la naturaleza. Vida y muerte. Renasimiento. Todo en una sucesión de (magníficas) escenas y secuencias poéticas. Todo a manera de una balada dominical en familia. Revitalizado. Sin embargo, si la primera parte está muy bien hecha, la secunda no tanto, y la tercera, aunque magnífica visualmente, se vuelve al lado documental.

una película sobre la vida, la muerte, la naturaleza, todo esto acompañado con el ritmo de las estaciones, el tiempo de un año... la casi tital ausencia de diálogo puede parecer desconcertante al principio, pero es para enseñarnos mejor a observar y escuchar. nadie permanecerá insensible al increible plano secuencia a la grúa durante la escena de la procesión... Absolutamente hay que verlo!

Una pintora impresionista de la vida tranquila de una aldea medieval de Calabria, de la cuarta dimensión. El ciclo de los cuatro elementos, que no obedece mas que a una ley: la de la naturaleza. Además, para mí la Calabria era un sinónimo de pizza. Conjuga paisajes magníficos, tradiciones y aburrimiento mortal: el silencio, un árbol, las cabras... Contemplativo, desconcertante, fascinante, burlesco, singular, mágico.

Entre obra contemplativa y documental metódico, este lugar campirano se presta con humildad a todas las referencias y complejidades de interpretación. Cualquiera que sea su humor, no podemos más que colocar muy alto las fuertes impresiones sentidas a lo largo de las cuatro etapas de naturaleza generosa y de vida auténtica.