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    Jackass Presents: Bad Grandpa
    Críticas
    3,5
    Buena
    Jackass Presents: Bad Grandpa

    Descacharrante arte testicular

    por Alejandro G.Calvo

    Siguiendo la estela de los “mockumentaries” terroristas pergeñados por Sacha Baron Cohen -Borat (2006), Bruno (2009)- donde, básicamente, un individuo estrafalario realiza todo tipo de ignominias para ridiculizar, principalmente, a la rama más conservadora de la sociedad norteamericana, los artífices del popular punk-show norteamericano JackAss (2000-2002), recuperan a uno de sus personajes más emblemáticos -el abuelo Irving Zisman (Johnny Knoxville)- y lo lanzan al mundo para comprobar hasta qué punto la gente de a pie es capaz de bloquearse/sorprenderse/horrorizarse frente a lo inenarrable de sus acciones.

    Bad Grandpa, sobre el papel, no es más que un conjunto de sketches grabados con cámara oculta donde vemos, entre otras muchas acciones, al viejo bastardo de Irving engancharse el pito con una máquina de refrescos, lanzar una diarrea explosiva en un dinner o convertir un concurso de jóvenes talentos en un lap dance proto-pederasta. Un seguido de acciones a cuál más bárbara y desquiciada que logra a la perfección su acometida principal: el causar la carcajada más bestia, al menos, en aquellos espectadores que encuentren divertido que una trucha de río puede tener genitales humanos tamaño XXL (encontraría natural que hubiera otro modelo de espectadores que se saliera de la sala nada más empezar la película). Lo interesante aquí es que, al igual que ocurre con las películas de Baron Cohen, Bad Grandpa también ayuda a crear ese retrato de la Norteamérica más profunda y gañana, además de comprobar in situ hasta que punto la paciencia humana posee sus límites frente al bizarrismo más indecoroso. Viendo la película me acordaba de una frase que me dijo Santiago Segura respecto a las bromas más zafias de Torrente 4: Lethal Crisis (2011): “Si no me paso, no llego”; lo que vendría a ser la mismo que decir que el uso y abuso de la brocha gorda (tomar como principio estético que la sutileza, como el humor blanco o los juegos de palabras, es cosa de débiles) puede provocar un estilo de humor tan o más divertido que el (auto)denominado “humor inteligente”. Así que si uno sobrevive a esta inmisericorde ráfaga de chistes  que no tiene ningún interés en tomar prisioneros, sino en matarnos de risa a todos, puede sentirse orgulloso de la gesta.

    A favor: La secuencia testicular en la sala de strip-tease

    En contra: Que nunca llegue a estrenarse en nuestro país.

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