Crítica de SensaCine.com para Jacques: Un mar de líos

Viendo este mustio y a ratos demasiado embelesado en el fondo (del mar) pero no el fondo (del personaje en cuestión) biopic sobre el célebre y mediático oceanógrafo francés Jacques Cousteau, uno se pregunta si realmente hacía falta, en especial cuando Wes Anderson ya lo hizo, de manera indirecta y apócrifa con Life Aquatic. El Steve Zissou encarnado por Bill Murray ya recogía la idea que nos trata de explicar, con dispares resultados, Jacques: la de una especie de patriarca iluminado que arrastró a su familia (a gran parte de ella, verdadera o adoptada) a un viaje no por las profundidades y las superficies de los océanos y mares, sino por la de su propia y no menos inmensa e insondable megalomanía.

Wes Anderson dibujaba a ese trasunto de Cousteau con mayor acierto y en el fondo cariño, el que se siente hacia los finalmente reyes destronados, a los reyes Lear de la vida, que el de este canónico y aburridote film francés. Canónico porque pese a que podría entenderse que explora las facetas menos conocidas del hombre, el de mar, el televisivo y el familiar, en realidad no se atreve a desmontar el mito, e incluso lo acaba engrandeciendo y haciéndolo más hagiográfico.

Vida y obra de Jacques Cousteau, la película no sola y comprensiblemente se enamora de los parajes y paisajes marinos, de esas zambullidas a la búsqueda de un ecosistema virgen, de ese mundo en y del silencio que retratara Louis Malle en el documental que realizó junto al oceanógrafo: también se enamora del personaje disculpándole sus defectos. Más centrada en la idea del adúltero incontrolable pero simpático (no deja de ser lo del marinero con una novia en cada puerto) que en la del hombre de negocios, en ocasiones turbios, que montó un imperio alrededor del Calypso, su mítico barco, Jacques no termina de sacarle partido al verdadero punto de interés de la trama personal: la de los dos hijos y su relación con el padre que es más un tótem que una figura cercana y humana.

En ese proceso en el cual uno de los vástagos sustituirá al dios acuático mientras el otro se verá apartado (Caín y Abel con golpes de quijada abogados mediante) se podría haber extraído una gran película, un excelente drama, pero no. Todo es demasiado convencional, todo es un parece que critico a la figura popular e intocable para en realidad hacerla más divina y alejada del bien y del mal. Y todo es en el fondo como un viaje turístico por lo que nos fascinaba de los documentales televisivos de Cousteau escondiendo continuamente lo que de verdad sucedía en su trastienda. 

A favor: Como documental marítimo es muy bonito todo. 

En contra: El resto hace aguas por todas partes.