Crítica de SensaCine.com para Insensibles: A medias

'Insensibles' arranca por dos veces. Primero, vemos a unas niñas que juegan (literalmente) con fuego en medio de un bosque. Una de ellas puede soportar el calor de las llamas sin sentir ningún dolor; la otra, sin embargo, tiene la misma sensibilidad que cualquier humano. Tras este sugerente arranque, la película sigue con las presentaciones, con una nueva escena que introduce un problema que ya se nos ha explicado en la primera secuencia: en la España de antes de la Guerra Civil, encontramos a unos chicos que carecían de sensibilidad.

El inicio de la película pone en evidencia los rasgos fundamentales de 'Insensibles': por un lado, planea la idea de un imaginario poderoso (el de los chicos y su capacidad para resistir el dolor) y, por el otro, pone sobre aviso de los despistes en el guión. La película no precisa de dos introducciones, de la misma manera que adolece el hecho de tener dos tramas, una más potente que la otra. 'Insensibles' se mueve entre dos épocas: la España de la Guerra Civil y la actualidad, en la que un cirujano comienza a tirar del hilo de su árbol genealógico hasta descubrir que está vinculado con los niños insensibles. La trama del médico resulta superflua, nunca logra ir un paso adelante respecto a la otra línea argumental, que trabaja con atino sobre el único espacio de una cárcel.

Todos los esfuerzos de la película en crear un imaginario fantástico sucumben a las prisas de su guión. Cuando aún no nos hemos instalado del todo en la historia de los niños con poder, 'Insensibles' ha acelerado hasta dejar atrás los porqués y las circunstancias de los pequeños y los ha convertido ya en adultos. La trama deriva, a partir de entonces, hacia el terror, con un monstruo como principal reclamo. La construcción física del personaje resulta atractiva, pero la emocional sucumbe, víctima de nuevo de un guión poco consistente.

A favor: El imaginario fantástico que propone.

En contra: La inconsistencia de algunas partes del guión.