La crítica vertida sobre esta película suele clasificarla como de temática racista, ya que un grupo de jóvenes negros asedia a otro de jóvenes blancos. Sin embargo, a pesar de que su origen étnico es distinto, estos adolescentes de 14 años son todos suecos. Por lo tanto, como se apuntó en un artículo de Aftonbladed (periódico sueco), más que ante un problema racista estamos ante otro de diferencias de clase, de estatus socio-económico. Jóvenes del extrarradio de Suecia provenientes de familias de clase media-baja, enfrentados a otros de posisión más notoria.
La película de Ruben Östlund fue estrenada en el teatro Backa Teater, en Gotemburgo, donde permaneció bastante tiempo en cartel para que diferentes colegios de la ciudad acudieran a verla.
El cineasta Ruben Östlund afirmó en un diario sueco, el Dagens Nyheter, que se alegraba de tratar “un asunto ante el que mucha gente prefiere apartar la vista y que es un buen medio para hacer que se confronten con el problema”.
El director de Play se inspiró en los robos que un grupo de jóvenes negros cometió en Gotemburgo. Östlund entrevistó tanto a los delincuentes como a las víctimas y según comentó lo que más le impacto al hablar con los autores del delito es que “a pesar de su corta edad ya se habían dado cuenta de la imagen estigmatizada del hombre negro. Y han jugado de manera consciente con ello a la hora de crear un sentimiento de amenaza implícito cuando cometían sus robos”.