Crítica de SensaCine.com para Capitán Harlock: Piratas espaciales

No son de extrañar los elogios (igual un tanto exagerados) del ínclito James Cameron ante este espectacular largometraje animado. Seguramente, lo que más le ha llamado la atención son las virtudes técnicas (más que virtudes se podrían calificar de logros) de este anime cuasi realista al servicio de una space opera que camufla su simplismo argumental (el que siempre han tenido los manga originales y las posteriores series televisivas) con una grandilocuencia sci-fi de grave tono. Eso es muy del último Cameron: la apabullante belleza formal de Avatar y esa fachada de venderse como un Arthur C. Clarke o un Stanislaw Lem cualquiera cuando el calado dramático no pase de una aventurilla de Robin Hood o de Pocahontas en el espacio.

Acaso sea comprensible que esta reencarnación cinematográfica e hiperanabolizada de Capitán Harlock se deba a estos tiempos de hambre por los blockbusters que parezcan blockbusters aunque no necesiten tanta parafernalia de blockbuster. Todo es majestuoso y virtuoso en el film: sus escenas de abordajes en el espacio exterior, sus luchas e imposibles movimientos de cámara… Sin embargo, se echa de menos el sentido del humor filibustero del original comiquero y televisivo, esas relaciones entre los personajes secundarios que aquí se sacrifican en aras a un relato de acción y de redención aventurera que a ratos parece mezclar los líos dinásticos de Dune con una relectura galáctica del Lord Jim de Joseph Conrad. Y, sí, también se añora el trazo animado clásico frente a esta perfección a lo videojuego (Final Fantasy, la película no anda lejos). Por eso le habrá gustado a James Cameron. Por eso algunos preferimos las obras menos perfectas de James Cameron.

A favor: las escenas de acción son de una belleza innegable.

En contra: se ha perdido el humor de la serie original.