Crítica de SensaCine.com para Esto no es una película: La iguana, la pipa y el cine

Parece un juego: si esto no es una película, esto tampoco puede ser una crítica,y probablemente, el estreno no sea tal. ¿Y qué tal si llevar el juego a sus últimasconsecuencias? La referencia del título al célebre cuadro del surrealista belga RenéMagritte "Ceci n´est pas un pipe" abre las puertas a una crítica también surrealista: escrituraautomática, cadáveres exquisitos, dejar que fluya el subconsciente por encima delsuperyo. Sin embargo, y aunque la película tiene mucho de travesura intelectual, de juegode apariencia inocente con los que tentar los límites del poder, la realidad es que nacede una circunstancia cuando menos trágica: la reclusión en casa del cineasta iraní JafarPanahi, al que la justicia le privó del derecho a poner en práctica su oficio, el de filmarpelículas, mientras esperaba la resolución de un juicio que terminaría por condenarle a6 años de cárcel y 20 de inhabilitación para hacer cine, viajar al extranjero o concederentrevistas.

Enfrentado a la imposibilidad de filmar, Panahi, con la ayuda de su amigo ydocumentalista Mojtaba Mirtahmasb fuerza los límites del cine para ponerlo a pruebaa base de despojarlo de sus elementos: sin coger nunca la cámara, sin decir "rueden"o "corten", Panahi y Mirtahmasb ponen en escena la performance de un rodaje que no estal, sino solamente la hipótesis de una película. No se trata solo de burlar a la censura no-filmando una no-película, sino de vaciar al máximo el cine hasta encontrar el grado cerode la realización, la frontera que separa el cine de la nada. De igual manea, la referenciaa Magritte con el título tampoco es solamente un juego, porque lo que el belga venía adecir con su cuadro más célebre es lo que Panahi retoma muchos años después: "Estono es una pipa, sino la representación artística, y falsa por tanto, de una pipa"; y así,Panahi y Mirtahmasb filman su propia pipa falsa: la puesta en escena de una mentira conla que sacar a la luz la verdad de su encierro y de las propias imágenes.

Lo mejor: Su sentido del humor y la capacidad de explorar el cine en sus condiciones másextremas.

Lo peor: Que tenga un punto de fenómeno festivalero, con el que programadores y críticoscubren sus cuotas de compromiso político más facilón.