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    ¿Qué hacemos con Maisie?
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    ¿Qué hacemos con Maisie?

    Paternidad a tiempo parcial

    por Daniel de Partearroyo

    Scott McGehee y David Siegel no son dos nombres que despierten reconocimiento o admiración inmediatos entre los cinéfilos, pero esta pareja de directores y guionistas ya lleva dos décadas nutriendo con trabajos destacables a la tan denostada clase media del cine estadounidense. Han firmado juntos cinco largometrajes que ni buscan la heterodoxia que muchas producciones ondean como llamativo estandarte ni se entregan a las inercias melodramáticas de diseño de los grandes estudios, sino que practican un registro mucho más neutro, de narración comunicativa, adaptación de sólidos materiales literarios y dirección de actores minuciosa. McGehee & Siegel son dos storytellers sin mayor pretensión que poner el acento en la capacidad del cine para contar historias humanas haciéndoselas llegar de igual manera al público más variopinto.

    '¿Qué hacemos con Maisie?', su quinta película, adapta la novela original de Henry James sobre una niña pequeña atrapada y zarandeada de un hogar a otro tras el divorcio de sus muy irresponsables padres, personificación encapsulada de todo lo que puede haber de miserable en la edad adulta. Las guionistas Carroll Cartwright y Nancy Doyne han trasladado la acción desde el Londres de 1897 a la Nueva York actual, donde Julianne Moore es una negligente madre estrella de rock y Steve Coogan un desastroso padre hombre de negocios. En medio, siempre en medio, está Maisie, tratada por sus progenitores tan pronto como arma arrojadiza emocional como paño de lágrimas o, la mayor parte del tiempo, como un mueble que estorba y hay que apartar del camino. En cambio, ella es ante todo observadora, inocente, adorable... Los directores nunca manipulan al personaje para subir las revoluciones melodramáticas de la ya de por sí descorazonadora historia. Una única, solitaria y discreta lágrima será más que suficiente. La pequeña de siete años Onata Aprile es la gran revelación del filme, brindando una actuación libre, natural y a la vez tan consciente como su personaje de todo lo que ocurre alrededor.

    El título original del libro y la película, 'What Maisie Knew', hace más justicia a la fuerza principal del relato poniendo el foco sobre su auténtica protagonista infantil, más que en la custodia compartida con forma de juego de ping-pong que los padres se traen entre manos, sirviéndose de sus nuevas parejas para ello. Tal es la desidia de los auténticos padres que son esos otros adultos, Alexander Skarsgard y Joanna Vanderham, quienes más ocasiones tienen de disfrutar de la compañía de Maisie y desarrollar unas dinámicas de afecto indispensables para el nuevo final -más luminoso y optimista, menos misántropo desde la superficie- que el filme decide dar a la historia. Como ya ocurría en 'La huella del silencio' (2005), a McGehee & Siegel lo que más les interesa es filmar esos fragmentos de distintas situaciones familiares de convivencia, juego y alegría de vivir; pese a lo breves y conscientes de la frágil distancia que mantienen con la podredumbre real que puedan llegar a ser.

    A favor: La jovencísima Onata Aprile, experta en contraplanos de escucha.

    En contra: Que este tipo de propuestas humildes, honestas y conscientes de sus limitaciones pasen tan desapercibidas.

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