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    Siete psicópatas
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Siete psicópatas

    Escritor busca película

    por Carlos Losilla

    ¿Han pillado el homenaje que supone el título de esta película a 'Los siete samuráis' (1954), de AkiraKurosawa, o 'Los siete magníficos' (1960), de John Sturges? Pues olvídense de él, porque no tiene nada que ver. O mejor no lo hagan, pues este segundo largometraje de Martin McDonagh recoge elementos de una (numerosas alusiones a la cultura popular oriental, incluso la figura de los villanos que dominan una ciudad) y otra (el escenario de western, la reunión de "pistoleros" que se enfrentará a la banda de malhechores) para lanzarse libremente por otros caminos. En realidad, Kurosawa y Sturges desempeñan el mismo papel que muchos otros ecos que resuenan en 'Siete psicópatas': mirar al pasado del cine para fabricar una película cargada de futuro.

    Mc Donagh (prestigioso dramaturgo británico pasado al cine en 2008 con 'Escondidos en Brujas') superpone diversas capas en su sorprendente apuesta. Primero, el thriller deconstruido a lo Tarantino, en el que un guionista alcoholizado (Colin Farrell), un imprevisible ladrón de perros (Sam Rockwell) y el extraño tipo que los devuelve a sus dueños para pagar las facturas hospitalarias de su mujer operada de cáncer (Christopher Walken), acaban enfrentados al mafioso local (Woody Harrelson) al secuestrarle su mascota. Segundo, la espectacular jugada metafílmica que supone el hecho de que el guionista esté escribiendo a su vez una película casualmente titulada 'Siete psicópatas' y que parece ir cociéndose a medida que se suceden los acontecimientos y sus dos compañeros aportan las más disparatadas ideas para el desarrollo del libreto. Y tercero, el toque más teatral y también el más inadvertido, la progresiva transformación de todos esos pobres diablos en personajes épicos de una película de psicópatas que es a la vez un film noir luminoso y solar que es a la vez un western montañoso y reseco.

    En efecto, esto es Hollywood, como indica el primer plano de la película, allá donde dicen que todo es posible, incluso que ficción y realidad se conviertan en una sola cosa. Pues en el fondo 'Siete psicópatas' refleja la imposibilidad de realizar hoy en día una película como 'Siete psicópatas', y por eso no estamos tanto ante un relato compacto y coherente como frente a un cuaderno de apuntes, de tópicos del género (o de los géneros) pasados por el gran guiñol, que poco a poco van destilando una poderosa emoción. A McDonagh no le interesa la parodia, ni tampoco el homenaje: en el fondo, es el escritor (no por casualidad llamado Marty) que se enfrenta a sus mitos, a todos los arquetipos que le bullen en la cabeza, y finalmente se ve superado por la fuerza que todavía les queda. Entonces el relato dentro del relato se convierte más bien en una pesadilla alcohólica (como parece sugerir el epílogo situado en medio de los créditos finales, por una vez algo más que un chiste) poblada por criaturas estrambóticas que vienen y van, que aparecen y desaparecen, entre ellas un psicópata cuáquero (Harry DeanStanton), otro provisto de un conejo blanco (Tom Waits) y un monje vietnamita que pretende vengar a sus compatriotas muertos en la guerra... El singular ritmo de la película, su inicio tumultuoso que poco a poco se va remansando, el generoso torrente de ideas que proporciona McDonagha cada cambio de escena, no acaban remitiendo tanto a Kurosawa o Sturges, ni mucho menos a Tarantino, como a Samuel Beckett y Luigi Pirandello, que como saben escribió "Seis personajes en busca de autor". Y es que hasta el título esconde una pequeña sorpresa...

    A favor: las inacabables sugerencias, construidas en abismo, que no impiden una visión a la vez gozosa, divertida y emocionada.

    En contra: algo hubiera debido hacer McDonagh para distanciarla aún más de Tarantino.

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