En esta cinta vamos a poder ver a LIam Neeson haciendo de Liam Neeson y ya no sé si es una pose o si es que realmente tiene esa cara de melancolía permanente o agotador estreñimiento, también podemos ver a Julianne Moore haciendo un poco de lo que nos tiene acostumbrados, por cierto, cada vez que la veo me viene a la cabeza Sarah Ferguson , lo cual me produce un rechazo ya de entrada, manías mías, aunque esas gafas grandes que le han puesto le dan cierto aire de azafata libidinosa del un, dos, tres. Últimamente emparejan mucho a estos dos actores o tal vez sea yo un exagerado y se me ha metido en la cabeza el fastuoso ‘chaletazo’ que poseían en “Chloe” o tal vez sea la tez blanca y ese par de ojos que bien parecen luceros de Amanda Seyfried la que me produce un extraño recuerdo imborrable.
Recuerdo al teniente John McClane en “La jungla 2” no puedo evitar hacer un paralelismo y me ha ocasionado un leve recuerdo, pero McClane era más gracioso y el ritmo de la película era distinto, todo era más movido, mucho más dinámico, pero no, Bill Marks (Liam Neeson) no es John McClane, Bill Marks no es un ‘héroe’ con carisma, es más bien un tipo duro ahogado en un río de sombras interiores que circulan en lo más intrínseco de su ser, anhelando ser liberadas.
Liam Neeson lleva todo el peso de la película, de principio a fin, realiza una interpretación sobria y lineal pero que le viene como anillo al dedo, cumple con el perfil requerido. Julianne Moore pese a ser la protagonista femenina tiene menos peso que Soldado en el vestuario de la selección española. Lástima que no intervenga de manera más notoria y pase casi de puntillas por encima del film, sin hacer demasiado ruido.
La película consigue su objetivo, que no es otro que el de entretener, mantiene la intriga a base de la incertidumbre creada acerca del sospechoso, cierto es que hay pequeños tramos donde la emoción se desvanece y pierde parte de su ritmo.