Mi cuenta
    Una canción para Marion
    Críticas
    2,5
    Regular
    Una canción para Marion

    Melodías contra el dolor

    por Beatriz Martínez

    Las películas en torno a la tercera edad comienzan a ser cada vez más habituales en las carteleras. Después de 'El exótico hotel Marigold' y 'Un amigo para Frank' (y por supuesto, 'Amor', de Michael Haneke), nos llega esta historia en torno a un anciano que ha de recomponer su vida como puede tras la pérdida de su esposa. Cascarrabias, huraño e intolerante, el personaje que interpreta con genio el gran Terence Stamp es el alma de una película que bascula entre la comedia y el drama para ofrecer una perspectiva vitalista en torno a un tema tan duro como es enfrentarse a la soledad después de quedarse sin la persona amada.

    'Una canción para Marion' está escrita y dirigida por Paul Andrew Williams, uno de los realizadores de trayectoria más escurridiza y difusa que operan dentro del cine británico actual. En su ópera prima, 'London to Brighton' (2006) construyó un potente relato criminal que lo convirtió en una joven promesa gracias a su frescura y energía. Sin embargo, cambió radicalmente de registro en la gamberra comedia de terror 'The Cottage' (2008), tan divertida como desconcertante y después probó a ser Haneke en 'Cherry Tree Lane' (2010). Ahora vuelve a sorprender dejando a un lado los espacios sórdidos de sus thrillers para sumergirse en el terreno de la feel-good movie, es decir en una película destinada a proporcionar dosis de buen rollo a pesar de que sus premisas (enfermedad terminal, ancianos, geriátrico, muerte) sean un tanto disuasorias.

    El director sabe manejar a la perfección los mecanismos que ha de utilizar para tocar la fibra sensible del espectador. 'Una canción para Marion' es manipuladora emocionalmente, eso es innegable, aunque lo cierto es que, a pesar de que somos absolutamente conscientes de la trampa, resulta de lo más fácil dejarse llevar por ella, sobre todo gracias a la emocionante interpretación de Terence Stamp y a sus fantásticas interacciones con la joven y talentosa Gemma Arterton.

    Al final, lo de menos es que 'Una canción para Marion' sea una versión geriátrica de 'Dando la nota'. Porque lo mejor está en los pequeños instantes que nos regalan estos dos intérpretes que de alguna manera se convierten en extremos antagónicos (el viejo gruñón y la joven positiva) que milagrosamente se funden de manera armoniosa en la pantalla para ofrecernos emoción y ternura.

    Lo mejor: El número final de Terence Stamp cantando un tema de Billy Joel.

    Lo peor: Su previsibilidad y sensiblería.

    ¿Quieres leer más críticas?

    Comentarios

    Back to Top