Mi cuenta
    Pixels
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Pixels

    Marcianitis total

    por Suso Aira

    Desde la perspectiva de estos descreídos quince primeros años del siglo XXI, la premisa de esta divertidísima, palomitera y prodigio de entretenimiento sin adulterantes que es Pixels, podría entenderse como un ataque (inteligente, pero con mucha mala baba) a la dictadura y preponderancia actual de los videojuegos dentro de la industria del ocio, y dentro de los mecanismos y el lenguaje que manufacturan los blockbusters. Cuando cualquier videojuego tiene más presupuesto que la última de Transformers, cuando esos mismos transformers parecen ser elementos de una videoconsola y cuando Hollywood busca su inspiración en esos mismos juegos para montar películas… es lógico que alguien de la vieja escuela como Chris Columbus, con dificultades para seguir en la brecha y en primera línea (desde el primer Percy Jackson que no dirigía nada, creo), aunque no vergonzosamente jubilado como colegas suyos del calibre de Richard Donner o Wolfgang Petersen, le coloque en su punto de mira.

    Sin embargo, lo que hay en esta historia de unos alienígenas que han convertido a los videojuegos arcade de los años 80 en la tropa de élite para invadir y destruir la Tierra es mucho cariño, nostalgia y, sí, reivindicación de aquellos artesanos ochenteros que no se cansaban de realizar peliculones de aventuras, fantásticos, sin perder de vista al factor humano. Lo que de verdad propone (y ejecuta con una excepcional frescura) Columbus es un jovial ejercicio de nostalgia hoy que vivimos una nostalgia de marketing centrada en esos mismos años 80.

    Pixels combate a su (en el fondo desenfadada pese a su mala leche) amenaza mutada en los eighties Comecocos, Donkey Kong o los Space Invaders (nuestros míticos marcianitos de tantas tardes en los bares, qué lugares…) con la reivindicación definitiva eighties: un grupo salvaje de peterpanes expertos en la materia que deberán salvar al mundo. Como si algunos de los goonies ya rondara o sobrepasara la cuarentena, o como si los chavales de Aventuras en la gran ciudad (el debut de Chris Columbus en la dirección tras ser uno de los guionistas decisivos de aquellos maravillosos años) ya empezaran a tener problemas con la curva de la felicidad, este pack se ha cruzado con quien debería: con la troupe de Adam Sandler.

    Adalid de la inmadurez, del peterpanismo cafre y de la cruzada pro los ochenta, Sandler le ha servido a Columbus la oportunidad de realizar la superproducción familiar de ciencia-ficción que jamás pudo firmar en la Amblin, la productora de Steven Spielberg. Y eso sin que Pixels deje de ser coherente con el opus y el universo sandleriano (están todos sus chistes, obsesiones y bromas privadas entre amigotes… además de sus propios amigotes, por supuesto). No obstante, lo mejor, lo que redondea aún más este festival de acción y humor pantalla a pantalla, juego a juego, es la manera en la cual Columbus sabe dominar al blockbuster y filmarlo sin mareantes movimientos de cámara, sin que nunca pierdas el hilo de qué pasa y quién anda por ahí (el enfrentamiento final que salvará o no al mundo).

    A favor: Peter Dinklage de versión de bolsillo de David Lee Roth.

    En contra: que no se pillen sus, jugosas, bromas privadas.    

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