Crítica de SensaCine.com para Juego de campeones: Alterar el statu quo

El realizador neoyorkino Brian Robbins, también actor y productor tanto en cine como en televisión, había sido responsable de la producción de algunos programas infantiles y para "teenagers" en canales como Disney Channel y Nickelodeon. Entre los títulos que ha dirigido tras las cámaras, varios de ellos dejan entrever el interés de Robbins por el ámbito deportivo cruzándolo con géneros clásicos, abordados desde cierta corrección, como la comedia y el drama (Listos para luchar, Hardball...).

Casi diez años antes de que en su trayectoria se cruzara la del cómico Eddie Murphy (que ha protagonizado sus últimas tres cintas: Norbit, Atrapado en un pirado y Mil palabras), Robbins firmó Juego de campeones, un drama protagonizado por adolescentes que juegan a fútbol americano. El conflicto del filme se presenta cuando el líder del triunfador equipo de los Coyotes se lesiona, y ha de ser sustituido por un díscolo y singular deportista que planta cara a la rectitud que hasta ahora el entrenador había logrado transmitir a su equipo. El filme sabe jugar las cartas que propone, pero todo resulta excesivamente tópico y suena a muchas veces visto.

A favor: Su falta de pretenciosidad y la presencia de Jon Voight como dirigente del banquillo cuestionado por el nuevo "quarterback".

En contra: Si se le tiene manía al actor principal, James Van Der Beek, aka protagonista de Dawson crece. En general, es uno de esos títulos que pasan ante los ojos de uno sin demasiada pena ni demasiada gloria.