Antes de que los 00s nos alcancen
por Diana AlbizuEl tercer largometraje de Doug Liman, escrito por John August, funciona de manera ejemplar como resumen y epítome de cierta concepción del cine de corte indie norteamericano durante los 90 que cambiaría mucho y de forma radical de aspecto en la nueva década que estaba a punto de comenzar. Quizás de manera demasiado insistente, 'Viviendo sin límites' quiere cazar a toda costa el zeitgeist del momento y actuar como fresco generacional de la juventud del cambio de milenio gracias a tres relatos de velocidad, drogas, sexo y desfase con distintos protagonistas que terminan por confluir en algún punto.
Así, junto a la presencia de jóvenes estrellas emergentes definitorias del momento (como Sarah Polley, Katie Holmes, Timothy Olyphant, Jay Mohr o Scott Wolf) también tenemos el gusto por las historias corales con vasos comunicantes (la década empezó con 'Vidas cruazadas', de Robert Altman, y acabó con 'Magnolia', de Paul Thomas Anderson) y el acercamiento pop referencial al género criminal con diálogos carismáticos y tratamiento desenfadado de la violencia à la Tarantino, Avary o Ritchie. Todo eso se junta en el cóctel de 'Viviendo sin límites' junto a la restricción temporal de una sola noche navideña que contiene toda la acción. La ágil e intuitiva cámara de Liman junto a la convincente implicación de todo el reparto convierten la experiencia en un viaje trepidante pero agradable.
A favor: La frescura de Sarah Polley.
En contra: Las historias van decreciendo en interés.