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    Mandela: Del mito al hombre
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Mandela: Del mito al hombre

    Hagiografía macerada en almidón

    por Rodolfo Sánchez

    Lo cierto es que quitando Invictus (2009) de Clint Eastwood –con Morgan Freeman como Madiba- no recuerdo ningún otro biopic del ex presidente de Sudáfrica que supiera estar a la altura de las circunstancias. Hago memoria rápida: dos tv movies pretéritas, Mandela (1987) –Danny Glover- y Mandela y De Klerk (1997) Sidney Poitier-, una película sobre la relación entre el carcelero y el encarcelado, Adiós Bafana (2007) –Dennis Haysbert -, una sobre las negociaciones bajo mesa que dieron con su liberación, Endgame (200) –Clarke Peters-, y, finalmente, un descafeinado biopic sobre la (segunda) esposa del líder sudafricano, Winnie (2011) –Terrence Howard -. Vamos, que faltaba esa gran hagiografía fílmica que salvaguardara la figura de Nelson Mandela en el terreno cinematográfico  de una vez por todas, narrando sus inicios como picapleitos de los desfavorecidos, pasando por su etapa más violenta (y su gusto por las faldas fáciles de quitar), su posterior encarcelamiento y su final liberación. Desde luego ahí había chicha suficiente para crear otro Gandhi (1982), si me apuran, otro El último emperador (1987).

    Mala idea pues poner al timón de dicha empresa a un director tan falto de recursos como Justin Chadwick -¿alguien se acuerda de Las hermanas Bolena (2008)? Pues eso-, un hombre tan obsesionado por alcanzar picos de emoción que acaba cayendo en todo tipo de exabruptos dramáticos para así estrujar la fibra sensible del espectador hasta dejarla seca. Dicha idea queda (mínimamente) compensada al escoger como actor principal a alguien del carisma desbocado del gran Idris Elba. Un hombre cuya presencia física en la gran pantalla ahora mismo sólo podría competir con la de Michael Fassbender, Bennedict Cumberbatch o Matthew McConaughey (por citar a los actores más en boga del momento). Lamentablemente la presencia de Elba no sirve para que el espectador resista con entereza los 140 minutos de este extenuante biopic, plagado de lugares comunes, que sólo parece levantar la cabeza cuando decide acercarse al terreno íntimo –la conflictiva y emocionante relación entre Mandela y su esposa (Naomie Harris)-, mientras que cuando se acerca a la política lo hace de una forma tan básica que no acaba por descubrir nada que no sepamos ya de tan importante figura.

    Lo mejor:  Los insertos de imágenes de archivo retratando las manifestaciones pro-Mandela alrededor del mundo.

    Lo peor: Para ser tan larga se deja muchas cosas en el tintero.

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