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    Vivir de noche
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Vivir de noche

    Érase una vez en América

    por Marcos Gandía

    El olvido en los pasados Globos de Oro, y probablemente también en las nominaciones a los Oscar, a esta cuarta y excepcional película como director de Ben Affleck, así como su (a todas luces injusto) fracaso en la taquilla USA, confirman algo que ya me andaba barruntando: que al espectador de hoy día ya no le interesa el cine.

    No sólo les importa un pimiento el cine de caligrafía clásica, sino que no les gusta que les cuenten historias. Bueno, salvo que algún moderno o hipster (tanto monta… y a ver si se caen del caballo o de un séptimo piso) reduzca algún género canónico de Hollywood, del séptimo arte, y manufacture un producto aséptico, de diseño, prefabricado pero “bonito” (exacto: ese bluff titulado la ciudad de las estrellas. La La Land). Vivir de noche es una lección no únicamente de cine narrada como debe narrarse una película: es el ejemplo de que todavía hay cineastas capaces de explicarnos historias, describir personajes, hacerlos vivos, dotar al conjunto de un trasfondo y no tratar al púbico como un niño de cinco años.

    Más allá del disfrute cinéfilo con el cual Ben Affleck emparenta su film con toda la maravillosa nómina de títulos gansteriles y noir producidos (como ésta) por la Warner Brothers en los años 30 y 40, sin caer en la cita vacía o en la copia, incluso renovando clichés como el de los ametrallamientos (¡esa orgía de las tommyguns en el clímax final!) o el de las persecuciones (aquí hay una que supera ampliamente a la que Michael Mann filmó en la estupenda Enemigos públicos). Porque el referente más obvio y de aplauso de esta muy, muy inteligente adaptación de la novela homónima de Dennis Lehane (parte central de una trilogía) está en otra supuesta reformulación nostálgica del género que sublimaba esto y se convertía en una aguda y triste reflexión sobre el crimen y el ser humano, la magistral Érase una vez en América de Sergio Leone. En el repaso por la otra historia, la subterránea y criminal de los Estados Unidos durante la época de la prohibición (de alcohol) que nos brinda Vivir de noche no hay solamente una importante y activista crítica hacia aquellos polvos de racismo, intolerancia, fanatismo y corrupción que trajeron estos lodos del post capitalismo actual. Hay asimismo un excelente análisis del hombre, de sus circunstancias y de su necesidad de ser perdonado. Y hay otra cosa que hace de la película y de Affleck un disfrute: la manera en la cual entiende tan bien la obra de Dennis Lehane (al que llevó a la gran pantalla en la genial Adiós pequeña, adiós) algo que se advierte (por poner un ejemplo) en la forma en la que cambia el postrer encuentro entre el sheriff Irv y Joe Coughlin, en la novela un diálogo cara a cara y en el film un monólogo obsesivo en segundo plano y una brillante resolución casi en off.

    A favor: la manera en la que está contada y filmada la película.

    En contra: Ben Affelck actor.

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