Si sois de los que disfrutasteis con la franquicia del vídeo juego, os encantaba el realismo de los gráficos y la emoción de las carreras callejeras ilegales, disfrutareis con esta versión cinematográfica de montaje dinámico llena de persecuciones, accidentes, acrobacias, neumáticos que chirrían, motores rugiendo, gente guapa, un terrible villano, mucho humor y preciosos coches. En contrapartida la historia es muy simple y bastante predecible, los personajes apenas tienen desarrollo, los conflictos son de poca profundidad y está llena de diálogos torpes, unas veces estúpidos y otras embarazosos.
A su favor hay que decir que no han hecho mucho uso de imágenes creadas por ordenador (CGI), sino que han preferido optar por imagen real, trucos de cámara y especialistas, con lo que el resultado final es muy real y peligroso. Durante las carreras y las persecuciones, la cámara se sitúa como si el espectador fuera el conductor, similar a la experiencia que proporciona el juego. Sin embargo, muchas de estas escenas son tan espectaculares como increíbles, podemos verles cambiar de conductor o repostar sin dejar de conducir a toda velocidad, hacer saltos acrobáticos con el coche y hasta ser remolcados por un helicóptero.