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    Líbranos del mal
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Líbranos del mal

    Expediente Sarchie

    por Xavi Sánchez Pons

    Con tan solo cuatro películas, una de ellas un fallido e innecesario remake de Ultimátum a la Tierra, Scott Derrickson se ha convertido en uno de los directores más queridos por el fandom del cine de terror reciente. Un escalón por debajo de James Wan, rey actual del susto en los multicines, Derrickson se ha granjeado su fama con dos títulos que se acercan el género desde un punto de vista artesanal, su puesta en escena refleja oficio y amor por el género, y ese punto juguetón y over the top, las escenas de posesión de El exorcismo de Emily Rose y la incorrección política de Sinister, que tiene buena parte de la nueva generación de cineastas dedicados al horror. Líbranos del Mal bien podría ser una mezcolanza entre los dos filmes citados anteriormente, una historia paranormal basada en hechos reales que se mira en el espejo de la reciente Expediente Warren. La principal novedad aquí es la inclusión de una trama policíaca que va pareja a los elementos fantásticos del relato. Una apuesta arriesgada que parte en dos la película y desequilibra el conjunto.

    Líbranos del Mal juega a ser muchos géneros (horror, thriller, casas encantadas, drama familiar, filme policíaco, buddy movie) con el consiguiente peligro de naufragar en algunos. Por un lado la película brilla en casi todos los elementos fantastique, dejando de lado su descafeinado desenlace. Desde su inicio, un guiño a los primeros minutos de El Exorcista en clave found footage, la mayoría de las escenas relacionadas con el género crean inquietud y malestar debido a la buena planificación de Derrickson; la tenebrosa fotografía de Scott Kevan (apenas vemos la luz del sol en las casi dos horas de metraje); y la participación de Sean Harris (Prometheus, Southcliffe) como un aterrador villano, un ex marine poseído por un demonio venido de Oriente Medio. Por otro, el filme muestra carencias al echar mano de lugares comunes en lo referente a la trama policíaca y dramática; personalizada en Eric Bana, un agente de la ley atormentado por un oscuro episodio de su pasado que no revelaremos aquí, incapaz de conciliar su trabajo con la vida familiar. Es ahí donde el relato pierde interés y se descompensa, partiendo la película en dos. Otro aspecto que no ayuda a hermanar la trama fantástica con la real es el cura exorcista interpretado por Edgar Ramírez (Carlos, Ira de Titanes) un sucedáneo en todos los sentidos del Padre Damien Karras de El Exorcista, pero sin los matices y profundidad de este último.

    Lo nuevo de Scott Derrickson se sitúa por debajo de El exorcismo de Emily Rose y Sinister, y no es la película que lo vaya a confirmar como uno de los grandes nombres del terror actual, pero, a ratos, es un horror-fest la mar de disfrutable con más de una secuencia insana bastante bruta. Un divertimento de alma oscura y gamberra que contentará a los amantes del género.

    A favor: su atmósfera opresiva y tenebrosa

    En contra: el miscasting de Edgar Ramírez como exorcista

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