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    Dom Hemingway
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Dom Hemingway

    Inglaterra garrula

    por Xavi Sánchez Pons

    La primera y excelente secuencia de Dom Hemingway, presenta a un Jude Law con veinte de quilos de más en una cárcel realizando un delirante monólogo sobre su pene mientras le practican una felación. Un inicio muy overthe top que hace pensar en propuestas como Chopper y Bronson, películas que también apostaban por el exceso, la provocación y la incorrección política sin freno para retratar a delincuentes despreciables con una personalidad arrolladora. Ahora bien, a diferencia de las cintas de Andrew Dominik y Nicolas Winding Refn, en lo nuevo de Richard Shepardno hay lugar para el nihilismo y la sequedad, y sí para la redención, algunos buenos sentimientos y cierto amor por el personaje que la protagoniza.

    Película pensada por y para el lucimiento de un Jude Law desatado en uno de esos personajes, el hampón de medio pelo que da nombre al filme, donde la sobreactuación, hasta un límite razonable, está permitida, Dom Hemingway se convierte en un disparatado paseo por la vida de su protagonista, un maleante chapado a la antigua y con una increíble mala estrella incapaz de controlar su ira. Es ahí donde radica su máximo atractivo, en las altas cotas de delirio que alcanzan algunas de sus escenas (el capítulo situado en Saint Tropez es tronchante), a veces al borde de la parodia pero otras cercana a la comedia negra de ley. En ese último punto destacan dos secundarios que siempre están a la altura para dar respuesta a un Law en llamas: el jefe mafioso de origen ruso (sic) interpretado por Demian Bichir, y el gangster manco compañero de Law, interpretado por un Richard E. Grant en estado de gracia.

    El aspecto más convencional y menos conseguido de Dom Hemingway se encuentra en la historia de redención de su protagonista y sus esfuerzos por retomar la relación con su hija, interpretada por Emilia Clarke (sí, DaenerysTargaryen en Juego de Tronos). Es en esos instantes cuando la película de Richard Shepard se descompensa, y como diría Juan Marsé, deja a la vista sus cañerías. Con todo, el saldo total es positivo, y es que solo por el tour de force de un JudeLaw sin control ya merece la pena el viaje.

    A favor: la breve per encantadora aparición de la televisiva Kerry Condon (Believe, Roma, Luck).

    En contra: es una película que no deja poso, de un solo uso.

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