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    Space Station 76
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    Lourdes L.
    Lourdes L.

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    3,0
    Publicada el 21 de febrero de 2015
    Planteamiento apetitoso, de perspectiva interesante, que nos retrotrae a los años 70 pero, con la tecnología de un mundo futuro donde ya no se habita en la tierra sino en naves/vecindario donde se convive, trabaja y realiza la vida, austeridad y melancolía para un entorno trágico, de pesadumbre y fatiga que se absorbe con letanía hiriente.
    En general, la atmósfera es depresiva y desmoralizadora, deprimente estructura gélida y rígida en su corregido disparate para personajes fríos, secos y apáticos, de gran desdén y desaire en su apariencia externa pero, ardientes de necesidad, fervor y calor en un interior que se muere ante los pocos nutrientes que halla para alimentar y mantener vivo su machacado corazón y una esperanza martirizada pero que todavía sueña y espera esa mano amiga y abrazo sincero.
    Gente con dolor, angustia, soledad que crea un ambiente donde se respira insoportable infelicidad, trauma soporífero de gran individualismo, tortura emocional, carencias afectivas y una tirantez, presión e insatisfacción en las relaciones personales de unos con otros que amordaza, enrarece y seduce angustiosamente pues, tanto tormento sin salida es fuente de atención inimterrumpida.
    Un amargado capitán, borracho y suicida en potencia, abandonado por el amor, no reconocido, de su vida; una madre envidiosa, drogadicta a las pastillas y las terapias robotizadas; un padre que evapora la agonía y tristeza de su existencia entre porro, alucinación y otro porro más; una niña que no sabe serlo pues nunca a jugado o ha estado en contacto con ninguno, en exceso adulta, seria, reservada y solitaria que recorre los pasillos de la ubicación/vivienda como moribunda desganada e inapetente; una triunfadora mujer sub-capitana que, en realidad, se muere por encontrar el amor, pillar marido y tener hijos; un caradura sin moral conocida que consigue todo lo que se propone con facilidad descarada sin remordimientos..., una continua ligereza de cascos y nulidad de mente para gente estéril afectivamente cuya relación con los androides que les facilitan la vida es peculiar, chistosa y anecdótica, diálogos punzantes y agudos en situaciones ridículas y penosas en los que, lamentablemente, no se profundiza ni saca todo el provecho previsto ni beneficio querido y, ese es su gran fallo, nulidad, grave recriminación a echarle en cara a este filme ya que se conforma con pinceladas ínfimas y escasas de la jugosa ensalada presentada y que podría haber obtenido con un sazonado más penetrante y perverso, mucha ironía y mordacidad en el contacto con el metal humano fabricado/antipatía, desazón, desafecto con el humano de casta, película futurista situada en el pasado facto donde la mediocridad, aspereza e insatisfacción anímica de la existencia es la nota habitual en una discordante situación carcelaria de ahogo, dolor y opresión.
    El ser humano con sus debilidades, decepciones y penurias trasladado a un habitáculo inerte, despersonalizado, sin espíritu ni esencia para presentar una vida de rutina atascada y bloqueada, obstrucción claustrofóbica latente, atoramiento no sólo metafórico sino, sobretodo, viviente y experimentado.
    Tiene un punto curioso, de fisgoneo, novedad apetecible por extraña rareza y singular extravagancia de la combinación planteada, letargo de sentimientos y pausa de movilidad para una visión lenta y falleciente de quien sufre, padece y va muriendo lentamente aunque, no logra un resultado a la altura de lo previsto y de sus variadas posibilidades, destreza no hallada ni en la habilidad de los encuentros, ni en la confrontación de las situaciones ni en la excepción de los roces, es apática y dormida, de mucha pesadumbre y esquiva acción, mortífera andadura para seres desganados, dañados en su sensibilidad con grandes carencias por cubrir y, justamente, ese es su atractivo, aliciente y morbo, la seducción de la dejadez, tortura y dolencia de quien se halla perdido y no va a ninguna parte.
    No es para todos los públicos y, para quienes la escogan, la delicia y placer sabrá a poco, pequeño resquicio que no explota todo su material, lúgubre mal rollo de idea genial pero plasmación pobre pues padece de anemia creativa sobre qué hacer con el padecimiento y la contrariedad de sus creaciones.
    Jack Plotnick, te olvidaste de sacarle todo el jugo a la delicia de la pena, al regodeo de la lástima, al cautiverio de la desgracia, a la mirada de la desolación, a las mieles de los sinsabores, al gusto por lo decrépito, a la fascinación por la flagelación, a esa costumbre por la amargura, adicción al desespero y la perpetua caída emotiva, sugestiva inspiración cuya lucidez no dio para todo su espacio/tiempo.
    "Ay pena, penita pena, pena, pena de mi corazón, que me corre por mis venas, penas de la fuerza de un ciclon y es lo mismo que un nublao de tinieblas..., y es un potro..., que no sabe a donde va...,y es un desierto de arena, pena, y es mi gloria y pena, ay pena, ay pena, ay pena, penita pena...", ya que, ¡nada más empezaste, te paraste!, drama de ciencia ficción de tantos guionista en su elaboración.
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