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    American Pie
    Críticas
    1,5
    Mala
    American Pie

    El subgénero de la comedia universitaria

    por Rodolfo Sánchez

    Cuando en 1999 se estrenó American Pie resulta complicado de saber si sus responsables preveían el éxito en el que acabarían convirtiéndose y que tras ella llegarían hasta siete secuelas que repetirían más o menos la propuesta hasta límites insospechados e innecesarios. Esta primera propuesta, dirigida por Paul Weitz, sigue el modelo de comedia americana con jóvenes en fiesta y en celo cuyo único y principal objetivo es perder la virginidad. En realidad, no aportaba nada a un subgénero que pocas veces dio buenos resultados mediante chistes o gagas basados en el sexo y en un humor soez y descalabrado.

    La película funciona si el espectador no pretende demasiado. Es decir, si se deja llevar por la propuesta y no analiza con mínima profusión que se encuentra ante una chorrada en forma de película que, además, visualmente presenta un estilo cutre, ni reflexionado ni trabajado. Simplemente consiste en situar la cámara frente a unos jóvenes actores, destacando Jason Biggs, quien después sí tuvo una cierta carrera, que se ocupan de caer más o menos graciosos. No se puede negar a American Pie que como producto funciona, aunque como película no llega a ser ni grosera: es tan inocente en el fondo que no consigue plantear nada mínimamente trasgresor.

    A favor: Que es tan fácil entrar en la película como salir de ella.

    En contra: Que su búsqueda de lo políticamente incorrecto acaba cayendo en la total corrección.

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