Halley

Beto, un guardia de seguridad en un gimnasio de Ciudad de México, observa silenciosamente los cuerpos de aquellos que van al local, totalmente musculados y fibrosos, casi perfectos, que contrastan con el propio deterioro físico en el que él ha caído. Afligido por una extraña enfermedad, Beto está asustado y avergonzado por su condición, así que se meterá en su apartamento, en donde se inyectará un fluido embalsamador para contener su progresivo decaimiento.

La melancolía de Beto crecerá hasta que se convierta en una auténtica enfermedad.

La propietaria del gimnasio, Luly, lo ayudará y animará a dar clases de baile, con la ilusoria promeda de que Beto vuelva a sentirse vivo otra vez.

El mexicano Sebastian Hofman firma esta cinta entre el surrealismo y lo grotesco, lleno de sensibilidad y compasión, en la que destaca la interpretación de Alberto Trujillo.