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    Blackfish
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Blackfish

    Convincente caso judicial

    por Cristina Álvarez López

    ‘Blackfish’ pertenece a esa categoría de documentales de denuncia que se construyen como si de un proceso judicial se tratase. Aquí, el caso que se nos presenta es el los tres asesinatos de humanos perpetrados, a lo largo de veinte años, por la orca Tilikum. Tras esta introducción ciertamente sensacionalista, la directora Gabriela Cowperthwaite se erige en convincente abogada defensora para dar la vuelta a los hechos que tiene entre manos y terminar apuntando a la culpabilidad de los parques acuáticos donde Tilikum ha estado recluida desde que tenía tres años. Su alegato no solo pone en cuestión las condiciones de vida y el tipo de entrenamiento a los que son sometidos estos animales en cautividad, sino que también saca a relucir los motivos económicos que han perpetuado esta situación.

    La directora opta por un formato muy poco inspirado, deudor del reportaje televisivo, que combina entrevistas con antiguos entrenadores del parque (los directivos se negaron a participar en el filme), declaraciones de investigadores y expertos (sin duda interesantes, aunque la mayoría de datos que aprendemos podemos encontrarlos en wikipedia) y grabaciones de las cámaras del parque (incluidas las de los asesinatos).

    Como buena abogada Cowperthwaite sabe que el éxito de su operación radica en el modo de presentar sus pruebas y testimonios. Su objetivo no es solo el de demostrar, sino también el de convencer (y aquí entran en juego tanto los razonamientos como las emociones). En este sentido, Blackfish no es nada inocente: no importa cuán bienintencionados sean sus propósitos o cuánto se aproxime Cowperthwhite a una verdad avalada por estudios científicos, estamos ante un filme tremendamente manipulador donde la manera de ordenar, estructurar y combinar los contenidos responde, básicamente, a la intención de crear suspense, intriga y morbo.

    Como espectadores que, en nuestra mayoría, no sabemos apenas nada del mundo de las orcas y del caso particular de Tilikum, permanecemos pegados a la butaca, fascinados por la red de conexiones y terribles hechos de esta historia, aunque, en ella, el cine brille por su ausencia.

    A favor: La habilidad de Cowperthwaite para involucrar al espectador más desinteresado en esta trama de intriga y asesinatos.

    En contra: El empalagoso uso de la música y el exagerado morbo sentimentaloide de algunos momentos.

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