Crítica de SensaCine.com para Los Boxtrolls: Satyricon se viste de azul

Federico Fellini y Jacques Tati fueron dos maravillosos clowns que llevaron, trascendieron, la pantomima al dedicarse al cine. Películas en apariencia diferentes, pero jamás antagónicas, que cimentaron una parcela de sueños, de onirismo tan divertido como amargo o desencantado. Los dibujos animados (como los tebeos) fascinaron a ambos autores, pero no llegaron a utilizarlos (tal cual; otra cosa es lo cartoonesco o comiquero que resultan la mayoría de sus personajes e historias) en su manera de expresarse en pantalla. Tati lo logró décadas después de su fallecimiento en la hermosa El ilusionista, pero nos faltaba un felliniano espectáculo de animación canónico, no solamente esas sombras adivinables y reconocibles en su obra. Los Troxbolls, una brillante propuesta animada (aceleradamente animada, bellamente animada), es la deuda Fellini saldada por los artífices de Los mundos de Coraline, o la demostración de que el gótico infantil puede ser maravilloso merced la stop motion.

Satyricon de Fellini vendría a ser el referente principal de esta gozosa película vista en el transcurso del pasado festival de Sitges. El mundo subterráneo de una sociedad opresiva, construida sobre la mentira y el miedo, es el de estos azules y estigmatizados boxtrolls, suerte de morlocks utilizados por el poder (ese villano fellinianamente afeminado que volvería loco a John Waters) para perpetuar el terror. Como en la libérrima adaptación del clásico de Petronio (et altrii), un personaje entrará en ese subsuelo y recorrerá con sus habitantes la verdadera cara del abajo y del arriba. En Los Boxtrolls todo esto adquiere un, obligado, tono de moraleja o enseñanza que no molesta. Sin embargo, no desaparece en su frenético transcurrir colorista e imaginativo (asimismo tenebroso en la vieja y encantadora tradición de la animación y la ilustración centroeuropea) esa huella felliniana que podría servir como primer punto de contacto con este cineasta para los niños. Antes de fantasear con hijos pidiéndole a sus padres verse el bluray de Amarcord, aplaudir Los Boxtrolls tan entusiastamente como algunos hicimos con aquel El cascanueces de Andrei Konchalovsky que convertía el cuento de hadas en parábola del Holocausto.

A favor: Su flipante abundancia de referentes.

En contra: Seguramente podría ser lo anterior.