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    El nuevo nuevo testamento
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    El nuevo nuevo testamento

    Dios es belga

    por Xavi Sánchez Pons

    El fantastique europeo de raíz autoral tiene en Jaco Van Dormael uno de sus representantes más destacados. Enamorado del realismo mágico a ratos bizarre y marciano, con un gusto por lo popular y por el humor de caídas y mamporros del cine mudo, su personal forma de ver el género explotó a lo grande hace seis años, tras una serie de filmes con vocación más íntima, con Las vidas posibles de Mr. Nobody, epopeya sci-fi y película río en la que daba rienda suelta a toda su imaginación como director. Una película libre pensadora sobre el origen del hombre, la reencarnación, los amores divinos y humanos que avanzaba temas y decisiones formales que luego recuperó Terrence Malick en la totémica El árbol de la vida. Pues bien, El nuevo nuevo testamento se enmarca dentro en esa nueva fase del cineasta, su apuesta por el fantastique barroco, aunque aquí lo haga con mucho más humor y cierto espíritu grand guignol.

    Como indica su título, el director belga se permite en su nueva película reescribir el Nuevo Testamento, y lo hace de forma festiva y gamberra. Benoît Poelvoorde pone cara a Dios, un Todopoderoso belga y malcarado con base en Bruselas que crea y después dirige el mundo desde una habitación llena de ficheros gracias a un anticuado ordenador personal. Comparte vivienda con su mujer e hija, y todo se complicará cuando esta última, harta de su maltratador padre, decida inutilizar el ordenador y enviar las fechas de defunción a todos los humanos, sembrando el caos, casi apocalíptico, en el planeta Tierra. No contenta con eso, la niña decidirá bajar a la Tierra para buscar nuevos apóstoles que reescriban el Nuevo Testamento de forma completamente anárquica y liberadora. Este delirante punto de partida le permite a Van Dormael el uso de una serie de recursos de puesta en escena y temáticos que explota con frenesí y sin miedo al ridículo; algo que le honra ojo, en tiempos de autocensura y corrección política. El resultado es un brainstorming excesivo, un hit and miss desigual, que acaba ofreciendo, eso sí, un buen número de ideas geniales a retener. Como por ejemplo el uso de una lavadora para realizar viajes espacio-temporales –una idea que parece sacada de la serie de culto Búscate la vida-, la historia de amor entre una burguesa interpretada por Catherine Deneuve y un gorila –con escenas de cama incluidas-, los gags de slapstick loquísimo protagonizados por un joven que graba en Youtube sus intentos de suicidio, o esa apuesta final por el matriarcado y por un mundo lleno de flores, donde el Dios masculino es desterrado en Uzbekistán.

    A favor: sus ramalazos de humor splastick

    En contra: Benoît Poelvoorde está algo desaprovechado

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