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    Las aventuras de Lily ojos de gato
    Críticas
    3,5
    Buena
    Las aventuras de Lily ojos de gato

    Antes del amanecer

    por Eulàlia Iglesias

    Resulta fácil leer la segunda película de Yonay Boix como un retrato generacional. La anterior Amanecidos, corealizada con Pol Aregall (aquí en la dirección de fotografía), llevaba a cabo unas instantáneas de diferentes personajes en el Madrid contemporáneo buscando no tanto la construcción de un relato colectivo como sintonizar con el estado emocional de la juventud del siglo XXI. Si Amanecidos era una película fragmentaria, coral y volátil, Las avenutras de Lily ojos de gato se centra en una protagonista principal y respeta una unidad de acción, tiempo y espacio. Lily es una chica en la treintena que se dedica a repartir propaganda de un bar a falta de una mejor oferta profesional. La seguimos a lo largo de una azarosa noche de verano en Madrid que se convierte en una muestra de su propia deriva vital.

    Desde el tipo que entabla conversación con la protagonista justo en el arranque del film y se pasa todo el metraje borracho hasta el niño que se encuentra dibujando en la calle a altas horas de la madrugada para no tener que escuchar a sus padres discutiendo pasando por la amiga de Lily que necesita amparo ante el acecho indisimulado de su jefe, todos los personajes en la película parecen encontrarse perdidos o desorientados. Sin duda, existen incontables motivos coyunturales que ayudan a explicar sus tumbos a lo largo de la noche. Y, como la mayoría de films españoles contemporáneos llevados a cabo sin red institucional o industrial, Las aventuras de Lily ojos de gato desprende una idea al mismo tiempo de libertad y desprotección que se contagia a los protagonistas.

    Sin embargo, la odisea personal de Lily encapsulada en una noche de verano conecta sin problemas con tantas otras películas en otras épocas y otros lugares que han convertido las horas antes del amanecer en el contexto propicio para ir desnudando emocionalmente a sus protagonistas. Por otro lado, en el segundo largometraje de Boix existe ante todo una firme voluntad de construir un personaje que funcione más allá de circunstancias históricas y representaciones generacionales, y abarca desde la elección de la actriz principal, la magnética Ana Adams, a la construcción de una figura femenina plenamente contemporánea que puede tener tanto de las mujeres fuertes y aventureras del cine de Howard Hawks como de las emocionalmente vulnerables y al límite del de John Cassavetes.

    A favor: ese elaborado trabajo con los intérpretes para que parezcan naturales.

    En contra: las precarias condiciones de rodaje han hecho cierta mella en el resultado final.

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