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    Perdiendo el norte
    Críticas
    3,5
    Buena
    Perdiendo el norte

    Españoles en Berlín

    por Suso Aira

    No habría pensado jamás que acabaría mencionando (de manera positiva, no me sean ustedes malpensados) a Nacho G. Velilla y Billy Wilder no sólo en la misma crítica, sino en la misma frase. Después de aquel catálogo de chistes de mariquitas que ni Arévalo hubiera incorporado a su repertorio que era Fuera de carta a su homónimo en el apartado comedia con boina (Que se mueran los feos), uno esperaba más de lo mismo en este Perdiendo el norte. ¿Más de qué? Pues más de la ejemplificación de que los modelos de sitcom GloboMedia no tienen por qué funcionar en la gran pantalla. No funcionar dramática y cinematográficamente, porque en términos de taquilla ambos títulos citados funcionaron de maravilla en taquilla.

    Algo hay en el ADN del nuevo trabajo de Velilla que remite a sus telecomedias (el, muy divertido, personaje tan bien interpretado por Miki Esparbé es primo hermano del Luisma de Siete Vidas), pero se advierte, para alegría de quien esto firma, que se ha procurado que la cosa tenga mayor calado cinéfilo que teléfilo. Sí, probablemente los chistes y diálogos son de esos que adivinas diez segundos antes de que salgan de las bocas de sus protagonistas, pero hay bastantes detalles que convierten a Perdiendo el norte en la Fuga de cerebros que hubiera dirigido Billy Wilder. Vale, tal vez les suene a algo exagerado o anatemizable…

    Seguramente el director al que con menos odios de la cinefilia talibana se podría comparar la película de Nacho G. Velilla es el Charles Walters de Apartamento para tres (el maratón final: homenaje evidente), aunque no anda el film muy alejado de las wilderianas Berlín Occidente y Uno, dos, tres. Suerte de secuela/remake/actualización de Vente a Alemania, Pepe, con Pepe Sacristán (que ya estaba en la cinta de Pedro Lazaga) en un rol similar al que allí tuviera Antonio Ferrandis, acaba siendo (más allá de su ácida crítica social) la comedia de enredos (sentimentales, sexuales, sociales) de toda la vida. Enredos a tres y cuatro bandas bien llevadas y con (Esparbé aparte) un conocido y reincidente robaescenas: Julián López.

    A favor: Sus malentendidos funcionan de fábula.

    En contra: ¿Yon González hijo de Carmen Machi y Javier Cámara? ¡Anda ya!

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