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    Les Combattants
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    Manuel F.
    Manuel F.

    1.411 usuarios 90 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 29 de noviembre de 2017
    Producción francesa en donde los actores tienen todo el peso, sobre todo la pareja protagonista.

    Historia en donde unos jóvenes intentan abrirse camino en la vida; dos hermanos que trabajan montando jardines y esas cosas. Conocen a una chica llamada Madeleine, una chica peculiar con su forma de pensar y su forma de ver la vida; se quiere alistar al ejército. Entre Arnold y Madeleine se va creando una relación muy especial, y vamos viendo todo el proceso. LA película va a su ritmo, sin prisa, y como digo es una película en donde los actores son los que se lucen bastante y son más que creíbles. Madeleine acaba apuntándose a una especie de curso de combate y supervivencia, son 15 días y Arnold siempre esta con ella. Está entre comedia y drama bastante equilibrado todo, y esta claro que es una historia de amor con lo que eso tiene, pero que como primera película de Thomas Cailley, es una buena historia; además con muy buena crítica en Cannes. Tiene buena fotografía y una música muy agradable que encaja bien en las escenas. Me ha gustado, pero admito que en su trayecto se queda un poco plana, no hay demasiados altibajos, pero viendo la naturalidad con la que se desenvuelven la pareja protagonista nos dan una historia que llega; hacen un trabajo fantástico.
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    127.181 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 24 de febrero de 2015
    "Si no puedes concentrarte, no podrás sobrevivir; saber dejar pasar el tiempo, sin hacer nada en particular, no pensar en nada, eso es sobrevivir; de lo contrario, te vuelves loco", la lección más difícil, ardua y peligrosa que debe aprender esta rambo femenina, soldado universal de la extrema dureza, del aguante del dolor máximo y experta en técnicas de orientación en campo abierto, obsesionada con el fin del mundo, de todo lo conocido y estar preparada para ese decisivo, crucial y venidero momento caótico y perverso, tener la fuerza, valor y coraje para afrontar, resistir a la aniquilación, sobrevivir a cualquier cataclismo, epidemia que lo devore todo sólo con la fortaleza física del cuerpo y la resistencia de la mente, sólo que..., se olvida de lo más importante, la compañía y apoyo de otro ser humano, la mano y confianza de aquel que te levante cuando no te queden fuerzas, que te cuide cuando enfermes, que te cargue a sus espaldas cuando tus piernas desfallezcan, que te anime cuando te desmoralices, que te haga sonreír con su sola presencia pues, se trata de una heroína confundida y equivocada de miras y frente que descubre, en su forzada y abrupta llegada a la madurez, que somos seres sociales, humanos que comparten necesidades, debilidades y espacio y que, como tal, necesitamos del otro para subsistir, avanzar, mejorar y alcanzar la meta de la felicidad.
    Lo más complicado e interesante, el reto peculiar y atractivo de este relato es llegar a comprender, apreciar, respetar el personaje interpretado por Adèle Haenel, una joven solitaria, diferente, dura, abrasiva, antipática, insociable, cortante, seca, rígida y arisca, de gran fuerza de voluntad e inteligencia expuesta que cree no necesitar a nadie y busca demostrar su preparación para afrontar cualquier infortunio que la violenta naturaleza le traiga, que no quiere perder el tiempo en ocio, relaciones, amistades o vínculos emocionales que la distraigan de su propósito en la vida de resistir, superar y sobrevivir a lo desconocido aún por conocer pero..., ¿cómo se hace para vivir una vida llena de nada?..., pregunta que desequilibra a esta errónea Indiana Jones del futuro devastador que se siente desconcertada al comprobar que su mayor carencia afectiva, la confianza en los demás, es lo que la hace vulnerable a una muerte segura, tragedia sensible de una chica que, a golpes, se abre al mundo y la necesidad de relaciones, de sentimientos, de intimidad, de creencia y amparo, que por fin entiende lo que es ser una verdadera combatiente de la vida.
    Es un drama adolescente con toques sutiles y escasos, no siempre legibles, de humor muy tenso y punzante ante un ser autista afectivamente, de catatónico andar por la vida que es despertado a la sonrisa, alegría y deseo de compañía por el amor incondicional, resistente y persistente, no importa qué, de un joven -Kévin Azaïs- que, aunque no la entiende, si que entiende la necesidad, aún no admitida, de su presencia anímica y mano amiga.
    Irascible visión ante el desdén, desprecio y tormento de este gato acorralado con uñas y ganas de enfrentamiento que no encuentra su lugar ni acomodo en la sociedad, asombro de la devoción de quien está dispuesto a esperarla y seguirla al fin del mundo, a ese bosque de selva naturaleza que le mostrará su carencia más enorme, ese gélido, hermético interior que cree lograr la subsistencia con la única necesidad de su preparado y musculado cuerpo que le sirve como máquina feroz que aisla a todos los que le rodean, observación de la violencia como síndrome de impotencia y la solidez del afecto de un querer profundo como cura a tanto dolor.
    Apetitosa y sugerente por ver emerger la calidez, florecer la humanidad después de tanta frialdad y aspereza huraña ante la firmeza, consistencia y fiabilidad de quien nunca te falla, un perfecto sargento de hierro preparada para la guerra con el mundo pero vulnerable y débil a la guerra consigo misma y desorientada ante una caricia, abrazo, beso inesperado que no espera ni solicita nada, que lo da todo sin cuestionar, pedir ni juzgar nada pues, nada desequilibra, desarma, rompe y asusta más que el amor sin condiciones que se conforma con estar a tu lado, con ser presencia que roce tu espacio, que soporta todas tus agresiones, ataques y acometidas con bondad, amabilidad, resignación y delicadeza puesto que..., él es la voz silenciosa de tu alma, la posibilidad de ternura en tu corazón, esperanza de alegría en tu vida.
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    1.814 usuarios 101 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 7 de agosto de 2015
    "Si no puedes concentrarte, no podrás sobrevivir; saber dejar pasar el tiempo, sin hacer nada en particular, no pensar en nada, eso es sobrevivir; de lo contrario, te vuelves loco", la lección más difícil, ardua y peligrosa que debe aprender esta rambo femenina, soldado universal de la extrema dureza, del aguante del dolor máximo y experta en técnicas de orientación en campo abierto, obsesionada con el fin del mundo, de todo lo conocido y estar preparada para ese decisivo, crucial y venidero momento caótico y perverso, tener la fuerza, valor y coraje para afrontar, resistir a la aniquilación, sobrevivir a cualquier cataclismo, epidemia que lo devore todo sólo con la fortaleza física del cuerpo y la resistencia de la mente, sólo que..., se olvida de lo más importante, la compañía y apoyo de otro ser humano, la mano y confianza de aquel que te levante cuando no te queden fuerzas, que te cuide cuando enfermes, que te cargue a sus espaldas cuando tus piernas desfallezcan, que te anime cuando te desmoralices, que te haga sonreír con su sola presencia pues, se trata de una heroína confundida y equivocada de miras y frente que descubre, en su forzada y abrupta llegada a la madurez, que somos seres sociales, humanos que comparten necesidades, debilidades y espacio y que, como tal, necesitamos del otro para subsistir, avanzar, mejorar y alcanzar la meta de la felicidad.
    Lo más complicado e interesante, el reto peculiar y atractivo de este relato es llegar a comprender, apreciar, respetar el personaje interpretado por Adèle Haenel, una joven solitaria, diferente, dura, abrasiva, antipática, insociable, cortante, seca, rígida y arisca, de gran fuerza de voluntad e inteligencia expuesta que cree no necesitar a nadie y busca demostrar su preparación para afrontar cualquier infortunio que la violenta naturaleza le traiga, que no quiere perder el tiempo en ocio, relaciones, amistades o vínculos emocionales que la distraigan de su propósito en la vida de resistir, superar y sobrevivir a lo desconocido aún por conocer pero..., ¿cómo se hace para vivir una vida llena de nada?..., pregunta que desequilibra a esta errónea Indiana Jones del futuro devastador que se siente desconcertada al comprobar que su mayor carencia afectiva, la confianza en los demás, es lo que la hace vulnerable a una muerte segura, tragedia sensible de una chica que, a golpes, se abre al mundo y la necesidad de relaciones, de sentimientos, de intimidad, de creencia y amparo, que por fin entiende lo que es ser una verdadera combatiente de la vida.
    Es un drama adolescente con toques sutiles y escasos, no siempre legibles, de humor muy tenso y punzante ante un ser autista afectivamente, de catatónico andar por la vida que es despertado a la sonrisa, alegría y deseo de compañía por el amor incondicional, resistente y persistente, no importa qué, de un joven -Kévin Azaïs- que, aunque no la entiende, si que entiende la necesidad, aún no admitida, de su presencia anímica y mano amiga.
    Irascible visión ante el desdén, desprecio y tormento de este gato acorralado con uñas y ganas de enfrentamiento que no encuentra su lugar ni acomodo en la sociedad, asombro de la devoción de quien está dispuesto a esperarla y seguirla al fin del mundo, a ese bosque de selva naturaleza que le mostrará su carencia más enorme, ese gélido, hermético interior que cree lograr la subsistencia con la única necesidad de su preparado y musculado cuerpo que le sirve como máquina feroz que aisla a todos los que le rodean, observación de la violencia como síndrome de impotencia y la solidez del afecto de un querer profundo como cura a tanto dolor.
    Apetitosa y sugerente por ver emerger la calidez, florecer la humanidad después de tanta frialdad y aspereza huraña ante la firmeza, consistencia y fiabilidad de quien nunca te falla, un perfecto sargento de hierro preparada para la guerra con el mundo pero vulnerable y débil a la guerra consigo misma y desorientada ante una caricia, abrazo, beso inesperado que no espera ni solicita nada, que lo da todo sin cuestionar, pedir ni juzgar nada pues, nada desequilibra, desarma, rompe y asusta más que el amor sin condiciones que se conforma con estar a tu lado, con ser presencia que roce tu espacio, que soporta todas tus agresiones, ataques y acometidas con bondad, amabilidad, resignación y delicadeza puesto que..., él es la voz silenciosa de tu alma, la posibilidad de ternura en tu corazón, esperanza de alegría en tu vida.
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