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    Obra 67
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Obra 67

    Una película hablada

    por Daniel de Partearroyo

    El manifiesto #littlesecretfilm probablemente fue uno de los fenómenos del cine español más dignos de celebración del pasado año 2013. Impulsado por Pablo Maqueda y Haizea G. Viana, el movimiento (que cuenta con un decálogo de normas al estilo del Dogma 95: rodajes con un máximo de horas de duración, equipo técnico limitado, autofinanciación y exhibición gratuita, autoría colectiva y filmación sin guión previo potenciando la improvisación, etc.) pretendía formar su propio archipiélago de largometrajes dentro de las revueltas aguas del low cost español, tan dadas al aislamiento insular. Prácticamente un año después de la gestación del manifiesto, las casi dos decenas de películas realizadas a su amparo (primero por libre y ahora en colaboración con el canal de televisión Calle 13) nos han proporcionado trabajos tan imprescindibles como 'Manic Pixie Dream Girl' (Pablo Maqueda, 2013) o 'Uranes' (Chema García Ibarra, 2013); dos películas mucho más reflexionadas formalmente y afinadas que la rotunda mayoría de la producción, digamos, industrial del año. 'Obra 67', el primer #littlesecretfilm que también recibe distribución comercial en salas, es otra de ellas.

    Sería fácil relacionar 'Obra 67', ópera prima de David Sainz, con 'El mundo es nuestro' (Alfonso Sánchez, 2012), otro fenómeno del underground sevillano germinado en internet y enmarcado en las vías alternativas de producción (crowdsourcing) y exhibición que vivió su propio éxito a pequeña escala en 2012. Como aquella, 'Obra 67' está protagonizada por dos rateros tan inútiles como verborreicos, pero la ambición formal y amplitud de miras de Sainz apunta mucho más alto que aquel sainete excesivamente localista y limitado. Sólo si atendemos a su mejor secuencia, un largo plano lateral de conversación en moto que abría la película, y la magnética presencia de Antonio Dechent podemos admitir puntos en común. Porque 'Obra 67' hace de los diálogos dilatados en planos secuencia su unidad básica. Sainz, canario afincado en Sevilla y responsable desde 2008 de la popular webserie 'Malviviendo', trasciende todo su bagaje anterior para llevar hasta sus últimas consecuencias el placer por el lenguaje florido, zigzagueante y caricaturescamente humorístico, recogido por una cámara pasmada ante la fluidez verbal de sus contendientes. Ellos son Álvaro Pérez y Jacinto Bobo, los dos protagonistas. Interpretan a El Chispa y Cristo, dos amigos dispuestos a lo que sea para triunfar como dúo de hip-hop.

    Ante la evidente falta de medios con la que cuentan, El Chispa decide seguir los pasos de su padre Juan el Candela (Dechent, tan fiable y exacto como un metrónomo), un experto ladrón de chalets que acaba de salir de la cárcel. El ascenso cómico del filme se corta cuando los dos torpes criminales eligen robar la casa equivocada y, mediante un giro de guión en seco, la película decide jugar sus cartas más atrevidas en el terreno del thriller y la angustia. Aunque ese registro resulta notablemente menos engrasado (en parte por la sobreactuación de los nuevos personajes que entran en la narración), 'Obra 67' se mantiene en pie como una de las mejores comedias españolas recientes. Al menos, la única que ha decidido abordar el género de forma atrevida y desde el ingenio, poniendo su voz propia por delante de referentes ya asentados y fusionando de la mejor manera posible el humor de infinita digresión verbal con sorprendentes aciertos visuales (las máscaras) y una puesta en escena calibrada que entiende tanto el valor de cada palabra como de cada plano.

    A favor: La secuencia de la discoteca.

    En contra: La rapidez obligatoria (el rodaje debía completarse en un máximo de 13 horas) y la escasez de medios se notan en algunas manchas técnicas.

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