Crítica de SensaCine.com para Inocencia interrumpida: La locura, no tiene cura

Tras dos interesantes películas como 'Heavy' y 'Copland', el director James Mangold, quien a partir de entonces ha demostrado su versatilidad para encargarse de todo tipo de proyectos, llevó a la pantalla la autobiografía de Susanna Kaysen (interpretada aquí por Winona Ryder), una joven que con diecisiete años, en 1967, fue internada en un psiquiátrico por trastornos de personalidad. 'Inocencia interrumpida' se adentra en la vida de la joven y de sus compañeras de manicomio con el afán de dar una doble visión. Por un lado, el retrato íntimo de Kaysen; por otro lado, el de una época de cambio social y de liberación que contrastan con el trato que algunas mujeres todavía debían de soportar. El problema que se plantea ante la película de Mangold es que no sabe ir más allá de la típica película de locos en la que el cineasta intenta ser profundo en su discurso y audaz en su realización pero en su intento lo que consigue es mostrar que la película, en su base, no tenía mucha más enjundia que cualquier telefilm barato de sobremesa dominical, con la diferencia de estar interpretada por actrices de relumbrón que, aun siendo lo mejor, no son capaces de sacar por sí solas hacia delante una película en la que es imposible a la larga sentir nada por unas jóvenes a las que se acaba deseando que no salgan nunca del internado en el que se encuentran.

A favor: Ryder y Jolie.

En contra: Que aun intentando soslayar el melodrama más facilón acaba cayendo en él.