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    Clan salvaje
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Clan salvaje

    La verdad de la ficción

    por Quim Casas

    Clan salvaje, visceral título que ha recibido entre nosotros el más crudo Mange tes morts, es un notable filme bendecido por la Quincena de Realizadores del festival de Cannes y los certámenes de Turín y Sevilla del pasado año, además de galardonado con el premio Jean Vigo de 2014, y el nombre del autor de L’Atalante nunca se invoca en vano. Su director, Jean-Charles Hue, recupera a algunos de los personajes con los que filmó su anterior y primer largometraje, La BM du Seigneur (2010), en torno a la vida errante y delictiva de un pequeño colectivo nómada de origen gitano, los yéniche, del norte de Francia. Como si fuera una prolongación de aquella, Clan salvaje se abre con el regreso de su personaje central, Fred, tras varios años en la cárcel. Vuelve a sus orígenes en todos los sentidos: al descampado donde están las caravanas de sus familiares y amigos y a la vida delictiva…

    Hue trabaja sobre las bases del documental pero organiza un relato de ficción posiblemente inspirado en aspectos concretos en la vida de los personajes que retrata, que son ellos mismos y a la vez no lo son. El filme bordea esa fina, atractiva y rugosa línea que separa la ficción de la no-ficción, por emplear en este caso un término más adecuado que el de documental. No sabemos a ciencia cierta dónde empieza uno y termina lo otro, ni si los actores se interpretan a sí mismos y hasta qué punto improvisan o siguen las pautas marcadas por el realizador en el que se aventura como un rodaje caótico, pero de un caos organizado.

    Todo ello con un estilo muy físico, ya sea con la cámara cercana o distante, con pautas agitadas y realistas o con dilatación muy cinematográfico del tiempo narrativo. En esa oposición se encuentra por ejemplo la secuencia del atraco frustrado y la posterior huida de la policía, más propia de un polar francés, y la del largo viaje nocturno en coche antes de ese mismo atraco, un verdadero y epidérmico documento sobre la urgencia y la necesidad: solo soy ladrón, no un asesino, grita Fred ante los policías que lo apuntan con sus pistolas, soy alguien que tan solo quiere alimentar a su familia.

    A favor: la destreza narrativa entre ficción y no ficción.

    En contra: algunos tópicos más propios del relato delictivo.

     

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