Opiniones sobre La mirada del silencio

La escena inicial de “La mirada del silencio” es una rotunda advertencia al espectador de las intenciones de Oppenheimer. Sentado en un sillón de su casa, Adi Rukun consigue a duras penas mantener la entereza mientras al otro lado de la pantalla, un verdugo entona una canción reivindicando el olvido. A su lado, una niña escucha a su padre como si éste cantara un tema popular. El hombre esboza una sonrisa tras la última estrofa, mira satisfecho al entrevistador (fuera de plano), y su gesto no pierde la sonrisa cuando Oppenheimer le suelta súbitamente: -Ali Sumito fue asesinado en Sukasari. ¿Qué pasó? -. –Mis hombres tenían miedo de la sangre. Entonces yo lo ahogue así… su lengua se salió (risas). ¡Tú preguntaste! Le abrí el abdomen. Sus intestinos se desparramaron. A otro lo lancé. Aterrizó en una roca y su cráneo se quebró. Trataba de mantener la cabeza unida (riendo, se lleva las manos a la cabeza imitando el gesto de la víctima)-.

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No es tan sobrecogedora como la anterior "The Act of Killing (El acto de matar)" pero es un golpe de realidad a una fechoría silenciada por intereses imperialistas.