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    Electric Boogaloo, la loca historia de Cannon Films
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Electric Boogaloo, la loca historia de Cannon Films

    Cinefagia

    por Xavi Sánchez Pons

    En un lustro Mark Hartley se ha convertido en el documentalista sobre cinefagia (las ganas de devorar cine, cuantas más películas vistas mejor) más grande del planeta Tierra.Tres documentales, odas al cine de género, tienen la culpa: Not Quite Hollywood: The Wild, Untold Story of Ozploitation!, dedicado al cine de culto australiano, Machete Maidens Unleashed!, sobre los filmes exploit hechos en las Filipinas durante los años sesenta, setenta y ochenta, y Electric Boogaloo: la loca historia de Cannon Films, este último el primero que llega a las salas comerciales españolas (los tres se pudieron ver en pasadas ediciones del Festival de Cine de Sitges). El tono que utiliza Hartley en este trío de documentales es el de la erudición de fan con una actitud cero snob; una aproximación leída pero festiva con una sana intención de inocular en el espectador unas ganas locas de ver los títulos que son glosados, a ritmo vertiginoso, en estas locuras del recorta y pega sazonadas con comentarios de críticos, cineastas y de los protagonistas que hicieron posibles las películas.

    Todo lo citado anteriormente es aplicable al filme que nos ocupa con una salvedad: Electric Boogaloo: la loca historia de Cannon Films es un trabajo de encargo, así lo confirmaba el director australiano tras la presentación del documental en el Festival de Sitges hace poco más de seis meses. Ahora bien, no se nota un ápice. En este relato enloquecido de la vida y milagros de Cannon Films, compañía dirigida por Menahem Golan y Yoram Globus a golpe de corazonadas, buenas y malas decisiones artísticas y comerciales, ilusión a veces ingenua a lo Ed Wood, megalomanía, y apuesta por el cine de género más desbocado y exploits de todo tipo (del breakdance a las artes marciales, pasando por el terror, aventuras familiares a lo Indiana Jones, el cine de acción más políticamente incorrecto y alguna cinta de prestigio, ojo), se apuesta por el entusiasmo de fan para recrear una era irrepetible, y lo hace sin perder el espíritu crítico; aquí se muestran las grandezas y miserias de la Cannon en un documental fantástico que funciona tanto para el seguidor irredento de la legendaria productora, como para el neófito que quiere descubrir los entresijos de la compañía dirigida por Golan y Globus.

    Solo dos peros para la última golosina cinéfaga de Mark Hartley. Primero, el de no haber podido contar con entrevistas recientes a Menahem Golan y Yoram Globus, que se reservaron para el documental oficial (léase con el visto bueno) de la Cannon The Go-Go Boys: The Inside Story of Cannon Films (2014). Y segundo, el olvido a la hora de incluir en Electric Boogaloo: la loca historia de Cannon Films el verdadero fenómeno que convirtió a la productora en una de las más queridas por los amantes del cine de género; el culto que sus filmes generaron en los videoclubs de medio mundo durante los años ochenta.

    A favor: su ritmo trepidante y el amor cinéfago que transpiran sus imágenes.

    En contra: que aún no se pueda disfrutar en pantalla grande de su documental hermano The Go-Go Boys: The Inside Story of Cannon Films

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