Crítica de SensaCine.com para Ballerina: Las zapatillitas rojas

Aunque parezca que existe un buen rollito entre todos aquellos que se dedican al agradecido, y comercialmente rentable, ejercicio de la animación cinematográfica, la verdad es que la competitividad es muy dura y cinematográficamente la lucha suele ser a muerte. Teniendo a la todopoderosa Pixar (nótese que ya Disney queda difuminada en su multimillonaria adquisición) como el modelo/enemigo a imitar (competir con él es casi una batalla perdida), los dibujos animados que se realizan fuera de Estados Unidos tienden a sacrificar un poco sus valores personales para parecerse y mimetizarse con la corriente mainstream USA.

A la, por otra parte muy bonita y muy agradable de ver, Ballerina le frena un tanto esa decisión empresarial y económica de poder venderse como algo que suene a Pixar entre los espectadores (los mercados) generalistas. Producción canadiense francófona, no acaba de participar del todo de la radical y naïve idiosincrasia de esa animación europea, francesa, que mantiene una línea artesanal, creativa y original. Me refiero más al aspecto visual y de ejecución (los diseños de personajes, las mismas técnicas de animación computerizada…), formulariamente estándar (pero de una competencia y virtuosismo innegables), que al del guión. Es en el aspecto dramático del film, cuya versión oficial internacional tiene un doblaje con voces de actrices y actores USA famosos, donde Ballerina puede y sabe desligarse de las plantillas al uso. Un tono de aventura infantil clásica literaria que combina el mundo del ballet con el de resolver un misterio y lanzarse a recorrer la gran ciudad, a descubrirla de la mano de la amistad (o del incipiente amor), el cual recuerda de manera muy poderosa a pequeñitos hitos de esos libros para la infancia ya deliciosamente camp como los de las peripecias de la pequeña y parisina Madeline y sus compañeras del hogar regentado por afables monjitas. Como si Las zapatillas rojas de Michael Powell y Emeric Pressburger se despojaran de sus sombras de cuento tenebroso y mágico y participaran de las ilustraciones (o de las viñetas de un tebeo línea clara) de un troquelado infantil, Ballerina no desmerece de los modelos que se empeña en clonar. Si hubiera arriesgado más por reivindicarse como una voz propia y original todavía estaría mejor.

A favor: su aroma de cuento ilustrado infantil europeo.

En contra: que busque con tanta cabezonería parecerse a la animación mainstream USA.