No es la primera vez que el director John Lee Hancock aborda una película basada en un personaje real, además de genuinamente americano. Además de abordar la figura de Ray Kroc en este filme, están Un sueño posible (2009), sobre el jugador de fútbol americano Michael Jerome Oher, y Al encuentro de Mr. Banks (2013), sobre cómo Walt Disney luchó durante años para conseguir los derechos de la novela de P.L. Travers Mary Poppins.
Después de que los hermanos McDonald accedieron a venderle a Kroc los derechos exclusivos del método de McDonald’s, Ray abrió su primer McDonald’s en abril de 1955. En 1961, compró McDonald’s por $2.7 millones de dólares, así Kroc era libre de dirigir la compañía como él quisiera. Para 1965, había abierto más de 700 restaurantes en 44 estados de EEUU. Además, fue la primera compañía de fast food en cotizar en Bolsa. Al final de la década se habían abierto más de 1.500 McDonald’s en todo el mundo. A su muerte, en enero de 1984, un nuevo McDonald's se abría cada 17 horas.
Cuando Ray Kroc era un niño, su padre lo llevó a un practicante que aseguraba predecir el futuro al leer los bultos en la cabeza de una persona. Al analizar al joven Ray, le reveló que su futuro estaría en la industria de los alimentos. Casualidad o no, el practicante estaba en lo correcto. Ray Kroc se convertiría en multimillonario gracias al negocio de la comida rápida.
El guionista Robert D. Siegel ha definido esta historia como una mezcla entre La red social (2010) y Pozos de ambición (2007).
Cuando Michael Keaton descubrió que a Ray Kroc le gustaba tocar el piano, no dudó en dar clases de piano para prepararse para el papel. Además, se negó a emplear un doble de cuerpo para las escenas tocando este instrumento.
Después de leer el guión, que les gustó mucho, Joel Coen y Ethan Coen quisieron dirigir la película, pero no fue posible debido a problemas de agenda con ¡Ave, César!
Tras un largo día de rodaje, y viendo al equipo agotado, Michael Keaton alquiló dos camiones de helados para todos.