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    ¿Tenía que ser él?
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    ¿Tenía que ser él?

    El padre de la novia

    por Xavi Sánchez Pons

    La comedia romántica mainstream vive en un impasse que, después de la deconstrucción de los hermanos Farrelly en los noventa por la vía de la causticidad y la escatología, solo Judd Apatow y su factoría se han atrevido a romper recientemente gracias a películas que han reformulado el género de forma inteligente. El ejemplo más sonado sería la comicidad y el realismo sucios de Paso de ti, estrenada casi hace una década. Antes de Apatow, los británicos clavaron la fórmula clásica de las romcoms modernas en títulos como Notting Hill o Love Actually. Filmes que en los Estados Unidos fueron contestados con apuestas más festivas pero también de espíritu añejo como Los padres de ella y su secuela. Ahora, en pleno 2016 y tras unos años en los que el género no ha encontrado nuevos aires, el espectador se tiene que conformar con productos que no inventan nada pero que al menos, en algunos casos, ofrecen un buen entretenimiento y unas cuantas risas. Pues bien, ¿Tenía que ser él? es una de esas comedias románticas resultonas que une el clasicismo de la antes mencionada Los padres de ella (que ya recuperaba el espíritu del El padre de la novia de Vincente Minnelli y Spencer Tracy), con el humor soez de Algo pasa con Mary y unas pocas gotitas del Apatow menos moralista.

    El consejo de sabios de Tenía que ser él no es moco de pavo: Ben Stiller, John Hamburg, Shawn Levy y Jonah Hill. Y si bien da un poco de rabia que tanto talento tras las cámaras se haya conformado tan solo con firmar un producto competente con poca chispa y nervio, hay que reconocer la existencia de diversos hallazgos. Elegir a un actor como Bryan Cranston para que ponga cara al sufrido padre que se lleva a matar con el futuro marido de su hija, un divertidísimo James Franco como excéntrico y nuevo rico de Silicon Valley, es un acierto. Ver al protagonista de Breaking Bad humillado en un tronchante gag en el que se enfrenta a un retrete automatizado justifica, casi, el dinero de la entrada. Lo mismo se puede decir del cameo final de Paul Stanley y Gene Simmons del grupo de rock duro Kiss. Otro de los highlights cómicos del filme.

    La película de Hamburg está llena de lugares comunes, pero, más allá de los gags alocados, también plantea ideas con sustancia: el choque generacional entre los personajes de Cranston, empresario de la vieja escuela dueño de una imprenta y amante de lo analógico, y de Franco, un gurú de las nuevas tecnologías bastante zoquete que no tiene nada de papel en casa; o la elegante resolución final en la que los dos protagonistas masculinos entonan el mea culpa y reconocen que no tienen la autoridad ni el derecho para decidir sobre el futuro de su hija/novia. Un personaje encarnado con solvencia por Zoey Deutch: sí, la hija del director de La chica de rosa (Howard Deutch)y la protagonista de Regreso al futuro (Lea Thompson).

    A favor: James Franco y los gags escatológicos y sexuales.

    En contra: la previsibilidad de la historia.

     

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