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    Un tango más
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Un tango más

    Una historia desaprovechada

    por David Saavedra

    “No va a haber nunca más una pareja de tango como la nuestra”. “Lo volvería a hacer todo otra vez menos una sola cosa: estar con Juan”. Estas dos frases pronunciadas por María Nieves Rego al principio de la película ya dicen todo lo que necesitamos saber. El resto del metraje de Un tango más, en realidad, sobra. No diría, de hecho, que redunda en lo ahí expuesto sino que incluso le quita la fuerza a ambas afirmaciones. La de María Nieves y Juan Carlos Copes, ahora octogenarios, ex pareja de baile y sentimental, renovadores del tango que se pasaron 50 años trabajando juntos, es una gran historia. Lamentablemente, todo su potencial queda desperdiciado con la apuesta narrativa y la escenificación de Germán Kral. 

    El director argentino es discípulo de Wim Wenders -quien produce y apadrina este documental- y se nota, aunque no en lo bueno. El influjo del alemán parece presente, sobre todo, en las secuencias de baile más estilizadas y artificiosas, filmándolas en espacios descontextualizados como un almacén abandonado o la azotea de un edificio, muy al estilo de Pina. Tampoco nos podemos olvidar de Tangos, de Carlos Saura, como inevitable espejo que tenía que estar presente. Hay que reconocer que Kral arriesga al plantear la película como una serie de entrevistas (por separado, y en diferentes localizaciones) entre los dos protagonistas y un grupo de jóvenes coreógrafos y bailarines. Es en las recreaciones del pasado, con los tangueros actuales interpretando a sus maestros en un engolado ejercicio de docuficción coreografiada, donde la película se vuelve irremisiblemente irritante. 

    María Nieves adquiere mucho más peso en la película que Juan Carlos, en cuyas apariciones se ve como un señor que podía ser un genio en lo suyo pero hablando es soso y cortante (digamos que al estilo Alfredo di Stefano). Los mejores momentos, de hecho, son aquellos en que la cámara baila el tango con ella, nos la muestra en primer plano y deja que se sincere. El director llega a ser pillo al utilizar algún hallazgo epatante, como el momento en que ella, dolida por no haber podido tener hijos y porque su amante lo tuviera con otra mujer, le dice al cineasta: “Inventá cosas vos si querés. No vas a ahondar más en mí. Copes… ¿quién es Copes?”. Lástima que Kral acabase renunciando, precisamente, a ahondar en las partes de la historia que podían tener más chicha y se quede con un ejercicio de estilo coreográfico de qualité: no hay apenas contextualizaciones históricas ni sociales, nada que conecte con la idea del tango como estilo arrabalero. El documental no seducirá a quien considera antipático el género, y probablemente no aporte tampoco demasiado a los iniciados y amantes del mismo. 

    A favor: Los momentos en que María Nieves Rego se sincera con más fuerza. 

    En contra: El engolamiento de las secuencias de baile recreadas.

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