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    Hotel Europa
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Hotel Europa

    Esto se hunde

    por Marcos Gandía

    A Denis Tanovic las metáforas y los símbolos le parecen el mejor y más efectivo método para elaborar un discurso propio que se pretende universal y ejemplarizante. Trincheras en tierra de nadie, objetos inanimados que son la espoleta de una bomba de relojería crítica… y ahora un hotel, este hotel, también en una suerte de limbo físico, geográfico e ideológico.

    El título en castellano incluso hace más explícita la prístina intencionalidad simbólica del film: Hotel Europa. Por supuesto que ese hotel es Europa, esta Europa en plena disgregación y en plena muerte (cerebral) de los ideales que la llevaron a constituirse en una unidad ahora rota y herida de muerte. Para Tanovic, poco dado a los enigmas y a una narración críptica (pueden imaginar en lo que con esta idea habría hecho –y de hecho ya ha abundado en ello en otras ocasiones- un cineasta como Alexandr Sokurov), la cosa debe quedar clara desde el principio y por eso insiste (su punto débil) en que nos quede claro que toda esa colmena de personajes y de situaciones representan a la Europa actual. Al director le asusta que no pillemos los referentes, que su mensaje quede borroso. Es el cine-discurso, el cine activista. Por fortuna no cae en el panfleto: hay una especie de inocencia y de didacticismo crítico que imposibilitan que el director se crea superior al espectador, que le trate de imponer su visión utilizan do recursos tan deleznables como en el cine de, por ejemplo, Ken Loach.

    Huelguistas, políticos corruptos, empresarios, funcionarios, amantes, gente corriente… todos van desfilando ante nuestros ojos en las distintas dependencias de ese edificio metafórico mientras dos ideas nos delimitan lo que vamos a ver: el atentado en Sarajevo (producto tanto de unos nacionalismos extremos y de un totalitarismo teutón que se iba fortaleciendo) que marcó el inicio de la Primera Guerra Mundial y una profética y ácida obra de Bernard-Henry Lévy sobre el fin del sueño europeísta. A pesar del pesimismo que destila en el fondo, Hotel Europa trata en todo momento de exponer los problemas y abogar por una solución que siempre queda en manos de la gente llana, no en las élites políticas. Todo, por supuesto, en un lenguaje sencillo donde los símbolos no necesitan descodificación. Busca Denis Tanovic ser más útil que pesimista, consciente de que el cine es un arma tan efectiva o más que el discurso. Que estemos dispuestos a seguirle la corriente y a hacer que su sueño (o pesadilla) europea sea una realidad, bueno, eso ya es otra cosa.

    A favor: no cae jamás en el panfleto.

    En contra: cinematográficamente no aporta nada estimulante.

     

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