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    Operación: Huracán
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Operación: Huracán

    Robando bajo la lluvia

    por Xavi Sánchez Pons

    Rob Cohen, que empezó en esto del cine como productor, fue uno de los reyes del mambo en Hollywood durante la segunda mitad de los noventa y a principios de los 2000. En esa época firmó un puñado de pasatiempos estupendos, películas que aguantan incluso varios visionados. Daylight (Pánico en el túnel), Dragonheart (Corazón de dragón), The Skulls: Sociedad secreta, The fast and the furious: A todo gas y xXx, fueron algunas de las mejores. La carrera de Cohen, que alcanzó el cénit con sus dos colaboraciones con Vin Diesel, inició un considerable declive a mediados de la década pasada, tanto en la taquilla como en los logros artísticos. En pocas palabras: perdió el mojo. Algo que le ha convertido en un mercenario a sueldo de thrillers del montón y de presupuesto mediano. Unos encargos que resuelve siempre con oficio pero que a veces resultan desganados. Operación: Huracán no significa una mejora importante respecto a sus obras recientes, pero sí es un filme donde se atisba al Cohen del pasado: un artesano con nervio, pulso y ganas de pasarlo bien.

    En algún lugar entre Twister, Hard Rain (thriller de Serie B de Mikael Salomon a reivindicar con urgencia) y las aventuras de John McClane en la Jungla de Cristal, lo nuevo de Cohen es un tebeo de acción con toques de western bastante disparatado y con fugas a lo Looney Tunes (el final del villano de la función parece sacado de un episodio de El coyote y Correcaminos), que contiene varias secuencias que desafían las normas de la física. Vamos, set pieces completamente inverosímiles pero divertidísimas, que acaban siendo lo mejor de la película. Todo el tramo que tiene lugar en un centro comercial, el uso de llantas de coche como si fueran estrellas-frisbees ninja (hit absoluto de Operación: Huracán y momento casi exploit), el tsunami deus ex machina en plena américa profunda que arrasa la localidad donde está situada la Reserva Federal que es robada, o la persecución final con tres trailers gigantes, justifican el visionado de esta golosina de acción que, como otras de su misma naturaleza, reivindica la verbena de las producciones ochenteras de la Cannon.

    Dejando de lado su condición de disfrutable tebeo de acción, Operación: Huracán consigue ser un divertimento con un poquito de sustancia. ¿Las razones? Una heroína femenina fuerte e independiente interpretada por Maggie Grace, la historia simplona per efectiva de reconciliación entre los dos hermanos co-protagonistas (unos espídicos Toby Kebbell y Ryan Kwanten), y una vena misántropa reflejada en el grupo de ladrones malhumorados, hackers sin escrúpulos y policías corruptos (liderados por un Ben Cross recuperado para Hollywood) capaces de cualquier cosa para conseguir unos cuantos millones de dólares.

    A favor: Sus escenas de acción imposibles y Maggie Grace como action heroine. 

    En contra: Es una película de un solo uso.

     

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