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    Alibi.com (Agencia de engaños)
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Alibi.com (Agencia de engaños)

    Mentiras arriesgadas

    por Marcos Gandía

    Una semana antes de que abriera en nuestras carteleras esta agencia gamberra de coartadas ful para adúlteros y jetas varios se estrenaba otra comedia francesa (¿cuántas se estrenan cada semana? ¿Cuántas se llegan a estrenar cada año en nuestro país vecino por el norte?) titulada Los casos de Victoria. Ambas, ésta y la que ahora nos llega, Alibi.com (Agencia de engaños), comparten una voluntad transgresora de la comedia romántica al uso, al uso que le han dado en las últimas décadas los productos hollywoodienses, se entiende. Sin embargo, mientras en la historia de esa Victoria y sus movidas judiciales menos aparatosas que sus problemas sentimentales y femeninos todo se iba desinflando hasta convertir lo que se pretendía un alegato feminista crítico y con humor en una película que remakaría con los ojos vendados la odiosa Katherine Heigl, en la de este negocio de jetas que se ríen del amor la cosa no termina de estropearse.

    Cierto es que la subtrama con la novia del golfante protagonista y esa injustificable justificación de su alergia a la fidelidad vía un trauma con papá están a punto de hundir la empresa, pero prevalece siempre y en todo momento la mala leche y la incorrección política. Exaltación de la mentira y el engaño, más allá de en las vodevilescas relaciones sentimentales, las cuales tienen más que ver con calentones y sexo que con ideales románticos, Alibi.com (Agencia de engaños) no hace más que recordarnos que en ese vodevil teatral genuinamente francés ya estaba esa alegría por los cuernos, por la hipocresía social (de clase: burguesa), algo que las nuevas tecnologías, los nuevos tiempos y las nuevas comedias románticas no han perdido.

    Tremendamente divertida, la primera película como director en solitario de su actor protagonista tras las dos entregas de las destroyer (tan sólo la primera se estrenó, fatal, en España) Se nos fue de las manos vuelve a fijarse en el caos y en lo escatológico como forma de estilo. Momentos, realmente impagables, como la masturbación, el baile guarrindongo de la conservadora madre, las burradas con el caniche o el ataque genital de un gato, emparentan a esta romcom con la romcom por excelencia de los últimos veinte años: Algo pasa con Mary de los hermanos Farrelly. Mucho humor francés y bastantes chistes a costa de personajes públicos (muy públicos) y populares franceses para una propuesta que debería funcionar aquí tan bien como fuera. En el fondo todos somos unos mentirosos compulsivos. 

    A favor: Nathalie Baye desmadradísima. 

    En contra: Sobra la novia del protagonista.

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