Opiniones sobre La reina Victoria y Abdul

La Reina Victoria y Abdul (2017).
“Nunca vamos a salir de aquí. Esta gente explota la cuarta parte del planeta. ¿Tú crees que le importamos un comino?”
Stephen Frears, a quien muchos recordarán por su excelente obra “Las Amistades Peligrosas”, se ocupa de retratar la corte británica. En este caso a los últimos años de la época victoriana, allá por finales del XIX, para contarnos la sorprendente amistad trabada entre la reina Victoria y un alegre y desenfadado súbdito de clase baja de la colonia india.

“-¿Qué tal esos trajes escoceses?
-Son muy ásperos.
-Todo en Escocia es áspero..."
Judi Dench, a pesar de encarnar a la agria, déspota, vieja (no confundir con anciana) y vividora monarca británica (como lo son todos los reyes y reinas del Globo), nos hace empatizar con ella y con su especial relación con Abdul, su siervo indio. Éste, aunque alegre y servicial, era un musulmán machista casado con una pobre mujer portadora de un burka, pero que hizo las delicias de la emperatriz.

La cinta fue nominada a los Globos de Oro y a los Oscars, entre otros galardones, por su vestuario, maquillaje y principalmente por la interpretación de la octogenaria actriz protagonista que fue envejecida para la ocasión (aunque tenía la misma edad aproximada que la reina Victoria).

No es entretenida en general, salvo por la ambientación, la excelente interpretación de sus actores (a Dench le acompañan entre otros los veteranos M. Gambon de la saga de Harry Potter y Tim Pigott-Smith, que interpretó entre otros papeles, a uno de los villanos de "V de Vendetta”, y que falleció al poco de estrenarse esta película) y la crítica a la sociedad conservadora e injusta que retrata cualquier largometraje que incluya reyes...

Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6

En la ciudad donde se erige el Taj Mahal, un funcionario de Imperio Británico elige a dos personas indias para llevarlos a Londres a que le entreguen una medalla hindú a la reina Victoria (Judi Dench) en ocasión de su jubileo. Uno de ellos es Abdul (Ali Fazal), un empleado de poca monta en una cárcel, a quien eligen porque "es alto". La reina queda impresionada por Abdul y lo toma en un primer momento como su sirviente personal.

En esta película, basada mayormente en hechos reales, Stephen Frears vuelve a encontrarse con la realeza británica desde su abordaje de Isabel II en La Reina, pero con un abordaje menos serio o solemne. Encontramos a una Victoria muy anciana y aburrida que entabla una cálida relación con el apuesto Abdul, quien despierta su interés por la cultura urdu (musulmana) de la India. La presencia de este "intruso" va generando un malestar creciente en el entorno de la reina.




Sin dudas que el personaje de Abdul se presta a la polémica ¿es sólo un ejemplo de admiración y obsecuencia del oprimido por el opresor?

Frears reserva algunos dardos contra la corona y el Imperio para el compañero de Abdul, Mohammed, que también queda empleado en la Corte -suerte de Sancho Panza, es un personaje secundario cuya deriva en la trama es muy significativa- y también contra la Casa Real, aunque el director promueve una empatía innegable con la crepuscular reina.

Como siempre, la actuación de la octogenaria Dench es notable (de la fragilidad y la ternura a la firmeza) y el despliegue de producción y de locaciones es impresionante. Ella y Fazal configuran dos personajes entrañables en este, en definitiva, amable cuento de reinas y cenicientos.