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    I Am Not Your Negro
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    I Am Not Your Negro

    Black movies matter

    por Alberto Lechuga

    I’m not your negro es, sin duda, la película que de manera más incisiva y certera habla del Black Lives Matter. También, por tanto, de la “América de Trump”. Pero no de la que empieza con él - quién sabe cómo acabará - si no de la que ha desembocado en la elección del psicópata anaranjado en la presidencia del país. De unos Estados Unidos alienados por una avalancha de imágenes de desconexión (con la telerrealidad como última perversión) que han ido trabajando una imposición del desconocimiento y la superficialidad como norma, una estrategia vehicular del viraje hacia la ultraderecha que vive Occidente en la actualidad. Unos Estados Unidos con un racismo sistémico que nadie quiere o sabe asumir. Unos Estados Unidos de Trump que lo son porque antes han sido los Estados Unidos de Michael Brown, Eric Garner, Trayvon Martin, del #OscarSoWhite. Y de todo esto y más habla I’m not your negro, con espíritu vehemente y discurso reflexivo.

    Solo que las palabras que escuchamos en el excelente documental de Raoul Peck no provienen de discursos elaborados en 2017, si no de una carta escrita en 1979 por el escritor James Baldwin. “La Historia no es el pasado, es el presente. Somos nuestra Historia”, afirma Baldwin en uno de los varios cortes que vemos en la película de sus mítines en foros universitarios y que resuenan todavía hoy como poderosos timbrazos de despertador. En esa frase encontramos la sinopsis atomizada de I’m not your negro, un exhaustivo trabajo de documentación y escritura cinematográfica que toma como espina dorsal la carta que Baldwin escribiera a su agente literario en 1979, en la que le relataba qué le llevó a querer emprender una titánica y dolorosa tarea, a medio camino entre lo profético y lo exorcizante: narrar las vidas truncadas de Martin Luther King, Malcon X y Medgar Evers. Un libro que, finalmente, quedaría inconcluso con la muerte de Baldwin, pero cuya sola génesis ya contendría toda la obra por escribir. Alejado de la raíz religiosa de Luther King y Malcom X, Baldwin formaba parte de una minoría laica y posmoderna dentro de su propia minoría, abordando el problema racial desde su intelectualidad. De ahí el aire melancólico y sensible que impregna su figura, la de un escritor, ensayista, poeta y activista mayúsculo y tan preclaro que a pesar de todo, afirma desde la más absoluta comprensión centrífuga del ser humano: "No puedo ser pesimista, porque estoy vivo. Ser pesimista significa que has aceptado que la vida humana es un asunto académico. Es en la recuperación, honesta y profunda, de la figura de Baldwin, donde I’m not your negro se hace también imprescindible.

    En los primeros compases de I’m not your negro, una grabación de televisión nos muestra como el presentador Dick Cavett le recrimina a Baldwin qué los negros no sean más optimistas con su futuro cuando ya había, en 1968, “negros en todos los ámbitos de la sociedad estadounidense” (política, deportes, cultura…). A esa pregunta, y en resonancia con la respuesta de Baldwin, el cineasta haitiano Raoul Peck contrapone imágenes filmadas 49 años después: de las revueltas de Ferguson a las diferentes muestras de violencia policial, cuando no asesinato, contra la población afroamericana. En ese juego de espejos, que ahonda en los cimientos invisibles, y sin embargo a plena vista, que perpetúan el racismo en el sistema norteamericano (con parada especial en el papel de Hollywood, por su alcance de masas) se mueve I’m not your negro, ilustrando las palabras de Baldwin al mismo tiempo que las piensa y las pone en relación. Un ejercicio profundamente cinematográfico (esto es, de montaje), en el que Peck se vale además de la narración firme y nocturna de Samuel L. Jackson para equilibrar una de las películas más relevantes del año.

    Lo mejor: todo

    Lo peor: que sales con ganas de seguir leyendo a Baldwin y en España está todo descatalogado

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