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    Most Beautiful Island
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Most Beautiful Island

    La pesadilla de Ellis

    por Alberto Corona

    Desembarcar en Nueva York constituye una de las narrativas más uniformemente saboteadas de la historia del cine. El viaje a EE.UU., a la tierra de las oportunidades, con la certeza de que sólo ahí se cumplirán tus metas, ha sido tantas veces desacreditado, y tan bien, que incluso lo encontramos tratando de recomponerse en la misma cumbre del medio, al comienzo de El Padrino II, cuando el joven Vito observa la Estatua de la Libertad desde su cuarentena y se pregunta si era para tanto. Entrado el nuevo siglo, y con él el 11-S, la deconstrucción de sueño americano ha seguido de actualidad, con James Gray torturando a Marion Cotillard y Saoirse Ronan encontrando el amor, pero era de esperar que tras la elección de Donald Trump este ánimo desmitificador se recrudeciera. Así hemos llegado a Most Beautiful Island.

    Ana Asensio, guionista, directora y protagonista del invento, puso el pie en la Gran Manzana en 2001, pocos meses antes del atentado de las Torres Gemelas, y allí malvivió durante años desempeñando una variopinta cantidad de empleos, a cada cual más denigrante. El mismo país que en su día se lo puso tan difícil hoy aplaude su debut, habiéndole galardonado en el South by Southwest de Austin (Texas) con el premio a mejor largometraje, y oficiando de escenario para una historia que no podría transcurrir en ningún otro lugar. Most Beautiful Island es Nueva York, la historia de Ana ha transmutado en la de Luciana, y sus primeros minutos se dedican a describir su día a día. Con un estilo expositivo, cuidadosamente patético, nos familiarizamos con los problemas de la protagonista, para que acto seguido la película, en una de las piruetas más estimulantes del año, demuestre querer ser algo más que un drama social.

    De repente el ritmo se paraliza, se concentra en una sola noche a la que Luciana ha acudido en busca de dinero fácil, y la cámara se recrea en una tensión única. Deseamos desesperadamente que esa parte no sea autobiográfica del todo, y al mismo tiempo descubrimos a una realizadora que lo tenía todo planeado desde el principio. Esa árida exposición del día a día nos ha unido a Luciana de un modo imperceptible, y ahora nos vemos obligados a asistir a otra forma de calvario, mediante un inevitable contacto con esa gente que nunca tuvo que disfrazarse de pollo ni hacer de niñera. Es todo tan angustioso, que apenas nos damos cuenta del recital interpretativo que nos está ofreciendo Asensio, eclipsado por la puesta en escena.

    Como en ningún momento, aunque parezca mentira, nos hemos alejado de los horrores de la inmigración, el discurso de esta realizadora madrileña mantiene la coherencia, y es plasmado con una genuina rotundidad que, en su coqueteo con el ‘thriller’ de terror, descarta todo romanticismo. Básicamente, Most Beautiful Island es la terrorífica película que este no menos terrorífico 2017 necesitaba, y una vez concluye y el espectador vuelve a casa y puede mirar las noticias en el móvil, no puede sino sentirse aliviado de que Luciana acabara regresando también.

    A favor: Ana Asensio en cualquiera de sus facetas.

    En contra: La película se siente cómoda un tremendismo constante que, aunque pueda causar distanciamientos, no deja de ser imprescindible para lo que quiere contar.

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