Opiniones sobre Monos

“Monos” es una película inquietante, sombría y asfixiante. Con una puesta en escena heterogénea, Lindes sumerge al espectador en un ambiente de una dureza acusada y real, pero con la sensación de que sólo es una pesadilla. Eso sí, una pesadilla penetrante. Que no deja gato con liebre y en la que apenas hay algo positivo con lo que quedarse. Un infierno sin llamas.

El filme de Lindes se divide en dos partes marcadas por la localización en la que se desarrolla la trama. De todas formas, y pese a ser localizaciones totalmente diferentes, ambas transmiten esa sensación fantasmal, en la que sólo tiene cabida la violencia. Resulta muy interesante cómo se hace uso de la violencia para ridiculizarla y para criticarla. Para ello, se utiliza como vehículo expresivo a los propios actores: un grupo de adolescentes. ¿Cómo puede ser que un grupo de críos tengan la sangre fría necesaria para realizar actos tan amorales? Y, sobre todo, ¿por qué actúan así?

Personificada la violencia en este grupo de jóvenes, Lindes logra mostrar lo inútil de la violencia, pero también la capacidad que tiene para destapar el instinto animal de todo ser humano. De cómo la manifestación violenta conlleva a más violencia. Una relación causa-efecto donde los dos elementos de dicha relación son el mismo. En segundo plano, esa violencia genera locura, acrecentando aún más, esta atmosfera tétrica del filme.

Por otro lado, la película muestra de forma muy breve y sutil el nacimiento de la sexualidad y de como unos individuos absolutamente ignorantes, como es el caso de todo adolescente, comienzan a experimentar con el cuerpo.

Desde un punto de vista técnico, la película no establece ningún ritmo predeterminado. El montaje de la película alterna planos de muy diferente duración. Es como si Lindes considerase que el espectador se encuentra en una balsa en mitad del océano y que la propia narración de la película es la marea. A veces calma. A veces totalmente enfurecida. Esto podría llegar a explicar el porqué de las escenas psicodélicas (puro brío y de ambiente onírico), las cuales están precedidas por escenas donde apenas hay acción, siendo escenas puramente contemplativas. Sin embargo, pese a esta aparente divergencia entre escenas, existe cohesión y coherencia en todo el relato. No hay ningún plano o escena que transmita la sensación de sinsentido. Al fin y al cabo, estamos en un Hades particular, del mismo modo que Coppola lo hacía en “Apocalypse Now” (de hecho, existe a mi parecer, ciertos puntos de conexión entre ambas películas).

Como consecuencia de este ritmo, el espectador se enfrenta una variedad, y, no obstante, muy rica gama de planos. Los hay que buscan manifestar como la localización lo engulle todo; y los hay que buscan centrarse en el detalle. De hecho, hay un par de planos muy inquietantes, pero a la vez, muy interesantes. Por otro lado, me veo en la obligación de matizar que en “Monos” importa mucho más aquello que muestra la imagen de lo que dicen los personajes. Personalmente, como cinéfilo, es algo que siempre me ha gustado. Que sea la imagen la que narre y no la palabra. Al fin y al cabo, esta forma de narrar en la que se prima la imagen implica un espectador mucho más activo.

Por lo tanto, “Monos” es una película que exige cierta participación del espectador, pero a cambio ofrece una historia inquietante, a la vez que interesante. Con diversas capas de contenido o mensaje y con una puesta en escena muy cuidada, buscando en todo momento no perder la coherencia del relato y la situación anárquica en la que se encuentran los protagonistas. Pese a no haberlo comentado anteriormente, y de cara a cerrar este comentario, me gustaría resaltar, además, la crítica que hace la película de la realidad colombiana (extrapolable a otros puntos del globo). Tal y como decía el coronel Kurtz, esta realidad es: ¡el horror!

Muy buena película
Excelente imágenes del paisaje donde fue grabado
Y una interesante historia la recomiendo