El titulo original de esta película en Chile es Carros de mierda. En nuestro país se ha optado por titularla La francesita.
La historia de la cinta está parcialmente inspirada en las vivencias del director, quien estaba viviendo en Francia cuando fue enviado a Chile para cubrir los diez años del golpe militar. En 1983 y acompañado por el cura André Jarlan, se introdujeron en La Victoria para grabar las primeras manifestaciones contra el régimen de Pinochet.
En un principio el realizador quería reutilizar las imágenes que tenía para realizar un documental en el que llevaba mucho tiempo pensando, aunque finalmente este trabajo acabó convertida en una ficción basada en la realidad.
En la película el personaje de Gladys busca ser una reivindicación de muchas mujeres chilenas del momento, que a pesar de la situación resistían, vivían su sexualidad libremente, cuidaban a los demás y se organizaban con ollas comunes para sobrevivir.
Durante su viaje a Chile como corresponsal, Gonzalo Justiniano grabó unas imágenes durante una de las manifestaciones que tuvieron como consecuencia el asesinato por parte del Estado del sacerdote francés André Jarlan, quien acompañaba al director mientras trabajaba. A pesar de que la CNI acudió para quitarle las cintas, pudo conservar dos, que años más tarde pasaron a formar parte del Museo de la Memoria del país.