En la Primera Avenida del East Village de Manhattan se sitúa el bar original.
Jennifer Curann, una antigua camarera, provocó a las actrices para que fuesen capaces de hacer malabarismos con las botellas de alcohol y de manejar los cubitos de hielo como verdaderas profesionales.
Gina Wendkos se inspiró en un artículo de Elizabeth Gilbert que apareció en GQ (revista femenina estadounidense) para escribir el guión de El Bar Coyote.