Opiniones sobre Gloria Mundi

GLORIA MUNDI
Sic transit gloria mundi
Una vez más Robert Guédiguian, admirado por parte de la crítica y por el público en general y menos apreciado por esa parte de la crítica que no admite ni rasponazos en el sistema establecido, nos presenta una historia con la que el 90 % de los espectadores se puede identificar y se identifica. Se trata de sentirse inmerso en la precariedad laboral actual, en la explotación del trabajador por el propio sistema de relaciones laborales… Se trata de la concienciación dolorosa de la falta de comprensión, de la carencia de solidaridad, de la ausencia de empatía, del enorme egoísmo del concepto de supervivencia… entre los trabajadores En las cartas que nos muestra, y no marcadas como dicen los que no aceptan sus planteamientos, -porque solo se limita a exponer hechos en la pantalla-, se encuentra el espectador ante una clase humillada, resignada y refugiada en unas hierbas –drogas- que suplen la fortaleza y el coraje de las personas , y adormilan la conciencia para abandonar la continua depresión a que lleva la razón.
Es Guediguian, es su Marsella proletaria (¿). Son las contradicciones de esa clase obrera que creyó dejar de serlo porque el sistema interesado le empezó a llamar burguesía. Olvidaron la lucha sindical y hoy viven con el temor al fantasma del paro. La historia de la película es minimalista (una familia) pero profunda. Es el espectador el invitado a plantearse con detalle la situación expuesta por los personajes. Daniel, Sylvia, Richard, Mathilda y Nico, Aurora y Bruto… Y el futuro de Gloria…
Es el problema de un montón de familias actuales más o menos aceptado, más o menos camuflado ante la sociedad de la apariencia en que los abuelos son los Daniel de turno de la película. Demoledora en su planteamiento, trágica en su final. La precariedad laboral, las relaciones laborales… El desprecio del sistema a las personas, las propias envidias familiares, las bajas por enfermedad o accidente, las prestaciones y exigencias de los seguros, trabajar en tiempo de baja médica, no cumplir con los plazos y cuotas de la hipoteca, vencimientos prorrogados, su coste…
Quienes cobran, quienes tienen ingresos más o menos asegurados, no pueden entrar en la complicidad propuesta por el director que, a la vez, quiere mostrar la fallida educación de la generación que toma el relevo (las dos hermanas estudiaron lo mismo, ¿para qué?). Ahora en laactualidadcarencia de puestos de trabajo en condiciones de progreso pero, a la par, carencia de valores, falta de moral y de respeto a la dignidad personal, traición a los valores de la tradición, a la familia, a la esposa o compañera, a los empleados que se les explota bajo amenazas, utilización de la jerga capitalista empresarial… Estrechez económica, precariedad laboral, porvenir incierto. El cine de Guediguian recoge la realidad de esa crisis que para cierta gente –demasiada- es permanente.
Por otra parte está la solidaridad presunta (obligada por temor) del personal de limpieza del equipo nocturno de Sylvie. Hubo un tiempo con Cajas de Resistencia, ¿ahora? En el fondo, la desaparición de las ideologías, del socialismo francés con el engaño de los nuevos burgueses de ´ boquilla´. Queda Gloria como testigo de la explotación económica de su familia. Conmueve, emociona. Está presentada con honestidad, realidad, saber hacer. Y hace reflexionar. De visión obligada.

En contra de lo que por su título pudiera parecer, Guédiguian no contrae con el espectador ningún punto de complicidad, haciendo que este drama galo resulte pizca cargante, aunque esta, no deja de ser una percepción muy particular por mi parte. .LATOSA. .1 sobre 5. ..PICARD..