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    Otoño en Nueva York
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    cine
    Un visitante
    5,0
    Publicada el 4 de enero de 2017
    Will llega al puente donde ve a Charlotte navegando de espaldas hacia la pérdida inevitable, despidiéndose apenas con una mirada de vidrio. El Estigia solamente lleva al paraíso del olvido, como decreto: la memoria es del que se queda; para él, resta nada más observar la partida. Los días se entintarán con el trágico consuelo (típico de las almas tristes) de haberlos vivido: las hojas secas del Central Park, el baile del beso originario, aquel sombrero en la primera cita, el reloj de la última Navidad, la mirada oscura y enamorada dándole sentido a la lluvia solitaria, el poema mimetizado sobre la nieve…

    Will Keane reencuentra a la mujer del espejismo en otra voz, en un cabello diferente, en la piel azucarada de la noche, en labios niños, aunque en una misma sonrisa e igual sangre, por eso intuye reconocerla y la intuición no siempre es suficiente. Su inexorable sino será perderla de nuevo, no verla sino sólo a través de un hábito duro y calculado, tras el espejo de años vanidosos que, como Mefistófeles, han vuelto para colectar la deuda (la juventud eterna siempre tiene un precio). Charlotte Fielding será la mensajera, el Caballo de Troya, pero antes devorará el centavo de amor latente en las lejanas junglas de su amado, para luego morir plácidamente, lejos de toda culpa, casi indolente y con capricho.

    En él subsistirán las reminiscencias del Otoño, cristalizado para siempre en sus huellas, en cada paso, dentro de su alma congelada y condenada al exilio perdurable. Quizás un niño inesperado rescate alguna parte de su esencia y lo ilumine de vez en cuando con un tenue rayo de esperanza, no puede saberse.

    El río, metáfora de la vida y la muerte, lo que trae insospechado, cuando se lo lleva no tiene retorno, lo súbito demora tanto como tarda el cauce en recobrar la ruta, a veces minutos o tal vez años, ¿importa acaso? El amor como fluctuante pétalo de camalote jamás regresa, se ha perdido, está muerto, latente en la remembranza del Otoño, para siempre…

    Extracto de libro: “Reflejos del Otoño”
    Autor: Mario Rivetti
    Editor: Ars Litterarum Editorial, 2016, Argentina.
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