Con motivo del 50 aniversario de la película, Christopher Nolan presentó una versión restaurada en el Festival de Cannes. Además, este clásico de la ciencia-ficción se re-estrena en salas de cine su versión 4K. Nolan ha trabajado desde el material original analógico para realizar primero una copia en 70mm, que se vio en La Croisette en el marco de Cannes Classics, y de ahí una copia en 4K, que será la que se vea en las salas comerciales.
En la proyección del estreno de la película, 241 personas abandonaron la sala, incluyendo a Rock Hudson, que dijo: "¿Alguien me dirá de qué demonios trata esto?". La crítica no fue nada amable con la película, y concretamente el New York Times aseguró que era “algo a medias entre lo hipnótico y lo inmensamente aburrido”.
El filme se estrenó en 1968, en el apogeo de la carrera espacial, durante la Guerra Fría, y en la plenitud del diseño futurista de los sesenta, antes de títulos del sci-fi distópico como El último hombre... vivo (The Omega Man, 1971 o Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, 1973). Además, esta fue la primera película de ciencia ficción de autor, ya que aún quedaban unos años para que llegaran Solaris (1972), Alien (1979) o Blade Runner (1982).
Aunque la película estaba nominada en cuatro categorías, incluida la de Mejor director, solo obtuvo el Oscar a los Mejores efectos visuales para Stanley Kubrick. Kubrick no asistió para recoger el premio. Y este fue el único Oscar que obtuvo en toda su carrera.
En la versión original del filme, Douglas Rain puso su voz a la computadora HAL 9000. Curiosamente, en 1973, Woody Allen elegiría al actor para poner su voz al 'Evil Computer' en la comedia futurista El dormilón.
La película tiene la elipsis más audaz y conocida de la historia del cine, ya que pasa de unos simios prehistóricos que arrojan a lo alto un hueso, que se transforma en un cohete en plena era espacial.
La película es conocida por el uso que hace de la música. Son inolvidables las escenas en que suenan Así hablaba Zaratustra, Richard Strauss o el Danubio azul, de Johann Strauss, además de las composiones de György Ligeti Atmospèheres, Requiem o Lux Aeterna.
El filme contó con un gran equipo de asesores que participó en la producción. Entre ellos, varios ingenieros de la NASA y del departamento de diseño de IBM, además del matemático Irving John Good, o Marvin Minsky, celebridad del MIT, que aconsejó a Kubrick en torno a la inteligencia artificial.
La película no tiene títulos de crédito iniciales. El filme arranca después de mostrarse el título. Esto, aunque es muy frecuente desde los años 90, era completamente inusual en 1968.
El primer diálogo de la película tiene lugar transcurridos 25 minutos de película.
El escritor británico de ciencia ficción Arthur C. Clarke fue co-autor, junto con Stanley Kubrick, del guion de la película, además de autor de una novela complementaria.
A parte de la música de la película, no se oye ningún tipo de sonido en las secuencias espaciales. Esto es porque, técnicamente en el espacio no hay sonido.