Opiniones sobre Almas en pena de Inisherin

Almas en pena de Inisherin es la comedia más deprimente que he visto en mi vida. Martín McDonagh es un director irlandés que hasta ahora nunca había visto nada de él aunque siempre me había llamado la atención y ahora entiendo por que.
La película a nivel visual es una absoluta gozada, creo que 2022 nos a dejado con peliculas con un nivel de fotografía muy alto y este ed uno de ellos, tanto que los planos generales y enteros durante el film me dejaron con la boca abierta y los ojos bien abiertos con lo preciosos y asombrosos que podían ser al igual que con la calma que transmitían, porque otra cosa no pero una de las cosas que más destaca de la película es la calma y tranquilidad que te da, la tranquilidad de estar en una isla muy poco poblada caminando con un burro mientras ves el atardecer, es simplemente alucinate.
Por otro lado las interpretaciones son dignas de Oscar, sobre todo la de los dos protagonistas Colin Farrell y Brendan Gleeson, dos actores que si no lo habían demostrado ya, demuestran que son dos bestias de la interpretación.
Luego hablando de la trama es definitivamente perfecta y muy cuidada con un final de los mejores del año pasado y acompañada de una banda sonora estremecedora.
La trama narra la historia de dos mejores amigos Pádraic (Colin Farrell) y Colm (Brendan Gleeson), que de repente dejan de serlo cuando Colm decide que Pádraic ya no le cae bien, luego de esta noticia Pádraic intentará averiguar por qué este cambio repentino de la manera que sea, lo que no sabe es que traerá consecuencias. Toda la trama se desarrolla en una isla ficticia de Irlanda durante la Guerra Civil Irlandesa de 1922.
Almas en pena de Inisherin es de las pocas películas que te harán llorar y reír al mismo tiempo con las emociones y desgracias de los personajes y eso es muy difícil de hacer por ello le doy mis enhorabuenas a Martín McDonagh por haberme sorprendido tanto con su película y por haber ayudado en hacer de 2022 un año inolvidable para el cine.

Una película sutil y absurda donde me provoco pensar un millón de veces en el sentido de la vida de los dos protagonistas. El transfondo de esta película con guion rico me hizo realizar que cada aspecto de ella hablaba de algo importante. Tantas cosas que pensar de esta película

No voy a decir que la película sea mala, pero está echa a un fuego tan tan lento que llega a ser tediosa.
Interpretaciones, fotografía, escenarios... todo es una maravilla, pero como ya digo es muy lenta, un guión plano. Es de esas pelis que te dejan un sabor amargo.
El caso que no se hace larga pero dependiendo del día que se vea te puede gustar más o menos. Cine de pensar después de ver pero que no pasará de ahí.
Gentes extrañas con diferentes tipos de retrasos pero con transfondo con fuerza.

Los irlandeses Colin Farrell y Brendan Gleeson, conducidos por el británico Martin McDonagh, ("Tres anuncios en las afueras, 2018") nos obsequian con esta isla de nombre ficticio y belleza rural, siendo dos «Almas en pena de Inisherin», protagonizando esta melancólica canción.

Una canción cuya letra se despliega en hace ahora, exactamente, un siglo y en donde la palabra sosegada prima sobre la acción. Un rústico, calmoso y bucólico drama que sus responsables tildan de comedia, un concepto que yo no sentí. .AUSTERA. .3️⃣/5. ..PICARD..

             Me encantó. Es del tipo de películas que me gustaría dirigir. Por un lado, es entretenida pese a lo lenta y calmada que es la narración, obviamente reflejando lo tediosa que era la vida en Inisherin, una pequeñísima aldea en una isla remota, en la que el tiempo pasa cadencioso para los pocos habitantes que convierten sus amistades en círculos familiares. Ahí radica el detonante de esta historia. A Colm le llega a aburrir tanto su amigo Pádraic que decide cortar por lo sano: que no le hable más. Como detonante, brillante y creíble hasta el punto que todos, creo, hemos tenido tentaciones de hacer eso alguna vez con algún amigo. Yo sí.

             Pero, como buen amigo, Pádraic intentará reconducir la amistad. Y aquí es donde empiezan los puntos de giro en el que la terquedad, la tozudez y los egos le juegan malas pasadas a los personajes. Siempre digo que todas las virtudes, cuando son desmedidas, se convierten en defectos. Ser fiel a los juramentos que hace uno mismo, a veces nos convierten en prisioneros de ellos mismos. Pero hay que saber encontrar las situaciones en las que nos hemos equivocado. Cuando lo haces, pero tienes que ser fiel a tu palabra, lo que venga después te puede perjudicar más de lo que lo haría el pedir disculpas. Y de eso va esta película, de egos y egoísmos.

             Al más puro estilo de mis proyectos, los que quieran entretenerse, lo harán; pero para los que quieran desarrollar el intelecto, hay mensajes y moralejas escondidas. La película está muy bien construida, con unos actores que están inmensos, intuyo por una genial dirección y construcción de sus personalidades desde el guion. Y si quieren disfrutarla, véanla descifrando los mensajes subliminales ocultos, porque éstos, están. Ante todo, esta peli es una película antibelicista. Aunque no sólo es un alegato contra todo tipo de guerras, lo es; también, contra todo tipo de conflictos: laborales, conyugales, políticos, etc. No podemos llevar nuestra tozudez a extremos en los que generaremos sufrimiento en los demás o en nosotros mismos. El mensaje final es que todo se arregla hablando. Y yo soy de los que piensa que todas las guerras de este mundo, menos las que se desarrollan por avaricia económica (que esas el único diálogo que admiten es: “dame lo tuyo para mí”), se solucionan con palabras. En esta película el enfrentamiento es tan ridículo por ambas partes que te das cuenta que era de las peores soluciones de todas: la del enfrentamiento.

             Nominada a 9 Oscars, no destaca en ninguno. Pero me alegran todos. Ojo, porque la mejor Banda Sonora Original puede ser la sorpresa de la noche. Los actores impecables. Me encanta lo creíble de Colin Farrell haciendo de tontito; Brendan Gleeson está esplendoroso aunque no sé porque está nominado al mejor actor secundario cuando es tan protagonista como el que más; el contrapunto perfecto de Kelly Cordon, con la que el director ya trabajó en “Tres anuncios en las afueras” (Martin McDonagh, 2017) que tanto me encantó y el joven Barry Keoghan al que hay que seguir porque les aseguro que va a ser una de las grandes estrellas de esta década (si no se echa a perder como otros). No veo ganador a ninguno, pero el que todos lo estén habla del trabajo del director Martin McDonagh. De hecho, voy a buscar más películas de él. Me encanta el cinismo de sus personajes. Reales como la vida misma.

             Séptima crítica que hago de las películas nominadas al Óscar y sigo sin ver un nivelazo. Eso sí, les digo que esta es la que más me ha gustado de todas si atiendo al estilo de cine que me gusta a mí y que no tiene por qué coincidir con el de los demás.

@MiPropiaLuna

ALMAS EN PENA DE INISHERIN

Película inglesa del 2022, de una duración de 114 minutos, con una valoración de 5/10, bajo dirección y guión de Martin Mc Donaghy, con un presupuesto de 20 millones.

Se le atribuye a Groucho Marx, pero pero según dicen algunos fue Freud quien lo dijo en relación con el subconsciente aquello de "La vida está llena de soledad, miseria, sufrimiento y tristeza y, sin embargo, se acaba demasiado deprisa".
Esto sería el alma que su director irlandés Mcdonagh parece querer ofrecer en esta historia.
Ante una puesta de escena de 1923 en una isla de la costa irlandesa llena de esa soledad y de tristeza, en la que a sus protagonistas no les queda otra que buscar el sentido de sus vidas de una manera estoica, conformándose con lo que tienen en su pequeña y rústica poblacion.
Es la búsqueda de este sentido el detonante de los protagonistas, dos buenos amigos de toda la vida que conviven en un pueblo donde apenas hay gente para trabajar las relaciones sociales,  deciden acabar con su amistad de forma repentina, por que uno de ellos desea dar otro sentido a su vida.

Aunque se trata de un lugar inventado, se inspira mayormente en Inishmore, una isla de la bahía de Galway, al oeste de Irlanda del Norte, con una fotografía muy trabajada que de igual trasmite belleza como fría humedad. Los apabullantes paisajes, unidos a una preciosa música de Carter Burwell, sirven para darle una personalidad extraordinaria y majestuosa al escenario de la película.

El largometeaje se desliza tan libre como atenazado, tan hilarante como metafísico, tan depresivo como esperanzador. El ritmo interno se fusiona con la obra mientras, paulatinamente, el compás va aumentando a medida que se recrudece el conflicto y los protagonistas van sondeando linderos terrenos morales que no parecían dispuestos a cruzar en un principio.

El realizacion a pesar de su competente dramaturgia, no necesita de tres actos para afinar la estampida. La película inicia su andadura con el detonante; una ruptura del equilibrio que se convierte, desde el primer minuto, en la línea argumental. La estructura convencional pasa a conformarse alrededor de la acción: en el paisaje, en los diálogos, en la música y en los sonidos de guerra que provienen de la lejanía de la isla vecina en plena guerra civil.

El principal problema de la película es un cierto desequilibrio entre la coherencia y la cohesión. El conflicto de la trama está bien planteado, sin embargo, todo parece quedarse a medio camino y deslavazado porque los cuerpos y los espacios que han de poblar el relato carecen ellos mismos de una vida auténtica.
Las diatribas morales y emocionales aguantan y ganan el pulso, uno quiere saber hasta dónde llegan. Ahora bien, detrás de esa delgada línea argumental más o menos ocurrente y sostenida, la vida creada no está adecuadamente perfilada.

Con todo, McDonagh reafirma su sello autoral, aquí marcado en los minutos finales cuando ya la trama se despoja de cualquier atisbo de sentido común para derivar a una suerte de traca con algo de fatalismo crónico, cuestión de complicada digestión de ser otro el autor. Hasta ese momento se acepta la descomposición de la amistad entre dos vecinos en esta pequeña isla Irlandesa.
Giros que suscita una cierta animadversión contradictoria de la que no se salva ni su protagonista principal, que pasa de ser el tontorrón bonachón con el que se le identifica en la primera mitad del metraje, al malintencionado, celoso y malicioso personaje en que deriva después como oportunista incongruencia narrativa.

TRISTE TÍTULO SUGERENTE
Desoladora y potente tragicomedia existencialista que no te deja indiferente. Un golpe bajo a la amistad y su relevancia.
La música y la fotografía cohesionan y elevan la película hasta una notable trascendencia. Tanto como lo hacen sus excelsas interpretaciones, con un Collin Farrell que no para de crecer.
Amargura, oscuridad, cinismo... Obra tan sombría y hermosa como la más remota isla irlandesa.

Sobre el papel es un correcto y bien contado ejemplo sobre la estupidez humana y de la delgada línea que separa a veces el amor (amistad en este caso) del odio. Está muy bien ambientada y la fotografía, como no podría ser menos en las costas de Irlanda, es espectacular.
Las interpretaciones, con la excepción del insoportable Colín Farrell, son correctas pero...no sé, algo falla, no sé si es una frialdad calculada o unos personajes que no dan mucho de sí pero el hecho es que no empatizo nada con lo que se me cuenta, no me implicó con una historia que a ratos me aburre moderadamente. Su director, Martín McDonagh, firma también un guión al que seguramente, le hubiera sacado mucho jugo John Ford o David Lean. Floja, muy floja, prescindible...

Con total honestidad y sin miedo a equivocarme: la mejor película del año.

Es una película con una trama simple y sencilla, con unas actuaciones estelares de los dos protagonistas Colin Farrel y Brendan Gleeson (ambos de Óscar), y una belleza sideral. Es una película que retrata la sencillez, Irlanda del Norte durante la guerra, el aburrimiento, la amistad, el paso del tiempo, la soledad y el dolor. Bajo un esqueleto simple, se convierte en una película con una inmensidad de mensajes, volviéndose sofisticada y sin llegar a convertirse en esas tediosas películas pretenciosas que hay por ahí.

Magnífica película que, pese a que no tiene un gran cartel, tiene una calidad soberbia. Nota: 9,0

No pasa nada si en una película no pasa mucho. Poco puede ser mucho, tal como lo demuestra Drive my car. Lo malo es cuando lo poco que pasa es peor que malo, como ocurre en esta película. Personajes que se comportan de modo incomprensible, situaciones absurdas, y todo narrado con una lentitud que pretende aportar trascendencia al relato y solo logra hacerlo soporífero. Eso sí, los paisajes irlandeses y la fotografía son espléndidos, pero para eso ya teníamos La hija de Ryan. No vale la pena ir al cine para salir como una alma en pena, y menos aún si es de Inisherin.